De la Lola, la gente murmura
verdades oscuras de tiempos atrás:
que si vino una vez un marinero
que con sus "te quiero" la fue a enamorar,
que si todas las noches sin luna
rondaba su alcoba por la madrugá
y la Lola sus carnes hambrientas
saciaba en la puerta, abierta en par en par.
Que lo mismo que aquel hombre,
muchos más la pretendían
y tuvo que huir la Lola,
llevando negra la honra
y el vientre lleno de vida.
Y aunque hay veces que
quisiera a la gente pregonarle
para guardar su memoria,
prefiero callar su historia
y de la Lola que ni me hablen,
que ni me hablen.
Lo mismito que a la Magdalena
le tiraron piedras el día en que se fue,
arrastrando como única pena,
la de ser más hembra que cualquier mujer.
Yo no sé lo que tiene la Lola
porque por su boca nunca dijo ná’.
Pero sé bien el fin de su historia
y con mi silencio la pienso enterrar,
la pienso enterrar.
Que lo mismo que aquel hombre,
muchos más la pretendían
y tuvo que huir la Lola
llevando negra la honra
y el vientre lleno de vida.
Y aunque hay veces que
quisiera a la gente pregonarle
que mientras la tuve viva
fue la Lola mi fatiga,
la más loba y la más madre.
De la Lola ni me hablen.
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