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La cuadra
pasa por el cielo un avioneta y por el mundo una carreta.
Todo es diferente cuando miro con los ojos de ella,
que disfruta de un día de sol sentada en la vereda.
Y oigo las canciones en las casas que habitan los pobladores,
temas de pasión o reggaetón, una de amor que ya conoces.
Todo es diferente cuando escucho como canta ella,
que disfruta su propia canción bailando en la vereda.
Derritió la sal de nieve el sol,
la sal que el sol secó
por la dulce lágrima de amor se quedó.
La vecina riega el pasto en un acto que todos conocen,
un muchacho punk de nombre Juan va por el pan para la once.
Todo es diferente cuando siento como piensa ella,
que convierte en tradición de amor cantar contando estrellas.
La cinética visión que lleva en su alma una chilena,
que dibuja con carbón en un papel la cordillera.
Todo es diferente cuando miro con los ojos de ella,
que disfruta de un día de sol sentada en la vereda.
La cuadra donde habito a tres segundos del capricho,
la calle que me lleva directo a tu frontera.
Otoño tras otoño, Navarrés hace un paréntesis en su vida cotidiana para recordar a Joan Baptista Humet. Desde que falleció el cantautor, hace once años, cada final del mes de noviembre el pueblo en el que nació se colma de canciones y música en su memoria. Su recuerdo perdura por encima del tiempo, sus canciones permanecen en el alma de su gente. Vuelve el otoño a Navarrés de nuevo, con un festival que contará con las actuaciones de Sara Reus, Laura Granados, Fede Comín y Gabriela Castillo, y que finalizará con un tributo en el que una veintena de artistas pondrá voz a sus canciones.
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El trovador cubano Carlos Varela acaba de lanzar El grito mudo, su primer disco en solitario en 10 años tras No es el fin (Grafitti Music Records 2009), un disco que se acerca a veces estilísticamente a Como los peces, y esencialmente a Monedas al aire, pero que encuentra su propio rumbo.
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