Un último acto de rebeldía
Yo he jurado no volver jamás,
ante el mar, apurando los veranos.
Yo he soñado con ser vendaval,
y cerrar nuestra oficina de un portazo.
Yo grité tu nombre al borde del abismo
y he rezado para un dios en el que nunca he creído.
Yo fui el tipo que abrazaba a tu espejismo
y el demonio que arrancó las dos alas a Cupido.
He tenido ganas de escapar
y he llorado escondido en algún cine.
Yo no siempre he dicho la verdad.
Me he comido un corazón en un eclipse.
Yo he soñado con vender mi alma al diablo
para tener tu ovación, para estar siempre a tu lado.
Yo he bebido el agua sucia de los charcos
y he perdido la razón, he vuelto a casa descalzo.
Pero hoy nadie va a claudicar.
Juntos somos fuertes e invencibles.
Aunque nos empuje el temporal,
somos hombres y mujeres libres.
Hoy es la ocasión de celebrar
que aún no hemos perdido la partida.
Hoy será nuestra felicidad
un último acto de rebeldía.
Yo también me he quedado sin voz
discutiendo con mi sombra en los pasillos.
El azar, a veces, me venció.
Al que firma los horóscopos, maldigo.
Yo también he estado a punto de rendirme
y he mentido ante el espejo con promesas imposibles.
Yo también soñé con volverme invisible.
Y he reído con los versos que se suponían tristes.
Pero hoy nadie va a claudicar.
Juntos somos fuertes e invencibles.
Aunque nos empuje el temporal
somos hombres y mujeres libres.
Hoy es la ocasión de celebrar
que aún no hemos perdido la partida.
Hoy será nuestra felicidad,
un último acto de rebeldía.
Hubo noches que duraron varios días.
También esto pasará. Hoy es siempre todavía.
Hubo adioses como sal en las heridas.
Ahora toca defender el futuro y tu alegría.
Pero hoy nadie va a claudicar.
Juntos somos fuertes e invencibles.
Aunque nos empuje el temporal
somos hombres y mujeres libres.
Hoy es la ocasión de celebrar
que aún no hemos perdido la partida.
Hoy será nuestra felicidad
un último acto de rebeldía.