El agua recibe el secreto

Tuvo la audacia de contárselo al ser más puro y transparente; en secreto se lo contó al agua. El agua le entregó el secreto a la tierra y la tierra lo volvió vegetal, lo volvió mineral, lo volvió animal.

Tierra.
Secreto mineral.
Secreto animal.

Se lo entregó al viento y el viento lo hizo vibrar, lo elevó, lo puso a volar.

Volar, volar, volar...

El secreto se metió en las raíces, creció en los tallos y así silbó, con las primeras flautas.

Viento que vibra.
Secreto que vuela.

Engordó en los troncos y retumbó, con los primeros tambores. Fue parido, amamantado y resonó en los cueros, y en las cuerdas. Murió, se solidificó y vibró en los metales y en las piedras y en los caracoles...

Canto secreto.

Todos escuchamos el secreto, lo hablamos, lo tocamos, lo jugamos, lo cantamos, todo el tiempo. Está en nuestra voz, en nuestros ritmos, en nuestras melodías. Es la música que hacemos todos los días y que nadie ha conseguido descifrar.

Secreto es porque secreto permanece.