No tengo tiempo de hacerme viejo
No tengo tiempo de hacerme viejo.
Quiero hacer todavía tantas cosas
antes de que el cuerpo y el cerebro
se me marchiten como las rosas...
Hay que ser joven para poder
doctorarse en incertidumbre,
tener a punto siempre un por qué,
mantener la llama encendida
y girar como una veleta.
No tengo tiempo de hacerme viejo.
No tengo tiempo de hacerme viejo.
Tengo pendientes algunos viajes
y debo aún llenar el cesto
de recuerdos y de espejismos,
vivir otro amor eterno
de los que duran años o días
y que te pueden llevar al infierno,
pero de los que nunca prescindirías
cuando se te agarran a la piel.
No tengo tiempo de hacerme viejo.
No tengo tiempo de hacerme viejo.
Quiero ser intrépido, sinvergüenza,
ceder a cualquier pronto
y entonar cantos de rebelión,
convertir el colesterol
en un chute de adrenalina,
leer libros, hacer el tonto,
escapar de la rutina
y levantar el vuelo como un pájaro.
No tengo tiempo de hacerme viejo.
No tengo tiempo de hacerme viejo.
Quiero jugar con cartas marcadas,
embarcarme en un navío
hacia tierras ignoradas,
olvidarme de hacer planes
y decir mentiras enormes,
hacer zancadillas a los pedantes
y mearme en los uniformes.
Si hay que defender el castillo,
no tengo tiempo de hacerme viejo.
No tengo tiempo de hacerme viejo.
Ya sé que al final la Parca,
la gran puta del burdel,
me hará subir a la barca,
pero le quiero mostrar que sé
representar el último acto
con el brío del primero
y con la juventud intacta.
Hasta que caiga del cartel,
no tengo tiempo de hacerme viejo.