Relato 8
¡Galopa Murieta! La sangre caída decreta que un ser solitario recoja en su ruta el honor del planeta y el sol solidario despierta en la oscura llanura y la tierra sacude en los pasos errantes de los que recuerdan amantes caídos y hermanos heridos y por la pradera se extiende una extraña quimera, un fulgor es la furia de la primavera y la amenazante alegría que lanza porque cree que son una cosa victoria y venganza.
Se apretaron en sus cinturones, saltaron varones en la noche oscura el relampagueo de cabalgaduras, y marcha Joaquín adelante con duro semblante dirige la hueste de los vengadores y caen cabezas distantes y el chisporroteo del rifle y la luz del puñal terminaron con tantas tristezas: vestido de luto y de plata Joaquín Murieta camina constante y no da cuartel este caminante a los que incendiaron los pueblos con lava quemante a los que arrasaron envueltos en odio y pisotearon banderas de pueblos errantes.
Oh nuevos guerreros, que surja en la tierra otro dios que el dinero, que muera el que mata el latido de la primavera y corona con sangre la cuna del recién nacido, que viva el bandido Joaquín Murieta, el chileno de estirpe profeta que quiso cortar el camino de los iracundos guerreros groseros que todo lo tienen y todo lo quieren y todo maltratan y matan.
Adiós compañero bandido, se acerca tu hora, tu fin está claro y oscuro, se sabe que tu no conoces como el meteoro el camino seguro, se sabe que tu te desviaste en la cólera como un vendaval solitario, pero aquí te canto porque desgranaste el racimo de ira y se acerca la aurora; se acerca la hora en que el iracundo no tenga ya sitio en el mundo y una sombra secreta no habrá sido tu hazaña, Joaquín Murieta.