Fábula de los conejos
Perseguidos por los lobos,
tres conejos escapaban.
Corren por bosques y montes.
Saltan ríos y quebradas.
Corren y corren y corren
como rayo en la montaña.
Ya los lobos quedan lejos
y los conejos se paran.
Jadeante, dice uno:
– Aquí ya no nos alcanzan.
Luego seguimos corriendo
como el viento, si hace falta.
Otro se tumba a su lado:
– Me parece que no hay nada
como el diálogo, hablemos
con ellos a ver qué pasa.
«Firmemos la paz conejos
y lobos. Y que mañana
vivamos juntos y hermanos
sin miedo y sin amenazas».
El tercer conejo dice:
– Compañero, estás majara.
A la primera de cambio
nos comerán con patatas.
«Lo mejor es que luchemos
contra ellos, camaradas.
Si nos juntamos y unimos,
a ver qué lobo nos para».
Y el conejo entona a gritos:
– "Bella Ciao, a las barricadas".
Pregunta el primer conejo:
– ¿Quién mandará en la batalla?
«No tenemos ningún jefe.
Y si nadie nos ampara,
esto será una masacre,
una ruina, una matanza».
– Yo puedo ser vuestro jefe.
Tengo edad, sé de estrategias
de guerra mejor que nadie
– uno, muy serio, sentencia-.
– ¿Que tú vas a ser el jefe?
Esto es todo una locura.
– Yo propongo una asamblea.
– Y yo mi candidatura.
-Pero insisto -continúa-,
la guerra no es necesaria.
Que se firme un armisticio
y aquí paz y, después, gracias.
– Pues yo estoy tan ricamente
-el otro conejo habla-,
aquí, escondido a la sombra,
ningún lobo nos alcanza.
-Hay que luchar -dice el otro -.
¿Pero no veis que nos matan?
Antes que arroz con conejo
prefiero dar la batalla.
Y discuten y discuten.
Liderazgos y bravatas,
que si paz o que si guerra,
que si esperar o si nada.
En esto llegan los lobos
y los encuentran que estaban
discutiendo como tontos
hablando, habla que te habla.
Devoran a los conejos
como la historia contara.
Moraleja: el tiempo, amigos,
no hay que perderlo en bobadas.