El bosque de las hadas queda lejos de la ciudad,
nimfas, duendes y enanos se la miran, -ay, pobres humanos!-
Zona escondida del terrible infecto urbano,
la última hada aún juega bajo el bosque del cambrón...
Ha muerto un indigente, los azules lo han apalizado,
el alcalde, con la mano derecha, como siempre lo ha negado...
-no ha habido tortura, no ha habido asesinato-,
és su trabajo, matar inmigrantes.
Un brote incontrolado de sida acaba de llegar,
las moscas, antes gente, van cayendo en los hospitales.
-Vacías las arcas, presupuesto rebentado-,
el alcalde en rueda de premsa: -hay que mirar por la ciudad-.
És noviembre en la ciudad, las gotas sobre el asfalto,
la Convención Ambiental bajo un vertedero incontrolado...
es la lluvia ácida, ambiente contaminado,
no queda ningun río con un solo pez sin matar.
Mafalda se vende en la calle, en casa la maltratan,
al alcalde no le gusta; -hay que mirar por la ciudad-.
Como su hija, ni se ha dado cuenta,
en la avenida de París, ocho horas y aún tiene que robar...
Cada hada muerta és un niño que no cree en ellas,
la civililzación las va matando, tú sigue cantando...
El último grito ha dejado ir toda la pasión,
queda la esperanza si aún se cree en la ilusión.
La ciudad de Barcelona rinde tributo al cantautor Luis Eduardo Aute con una pieza artística instalada en la plaza Rovira i Trias del barrio de Gràcia, lugar donde el artista pasó parte de su infancia y al que dedicó una canción en 2010.
La cantautora colombiana presenta un nuevo trabajo grabado en vivo en un patio de San Telmo, como homenaje íntimo a la ciudad de Buenos Aires, donde interpretó cinco canciones en formato acústico junto a un trío de músicos.