Por envejecer pido poco,
No quiero el cielo, ni quiero todo el oro,
Tan sólo sentir la primavera,
Como sube y como se enreda
Por ventanas y balcones,
Por los valles y por los cerros.
Que se cumplan con creces,
Los sueños de los hijos que he engendrado.
Que se enamoren cada noche,
De eso que dicen estar vivo,
Mientras hacen volar palomas,
Por los atajos que han escogido.
Si me permitís pediré,
No vivir demasiado lejos del mar,
Y poder abrazarme a algún amigo,
Si me vienen ganas de llorar…
Y liberarme si es posible,
De alguna culpabilidad,
Ir de la mano de la pasión
Y no aprender nunca a calcular.
Que no se borren los recuerdos,
De las mujeres que he amado,
Que no se agote este veneno,
Que todavía me hace escribir canciones,
En espera de que salga el sol,
Curioseando sorprendido como un niño.
Que en la balanza de mi tiempo, pese mucho menos la oscuridad,
Que la luz de algún instante,
De efímera felicidad,
Que he conocido de vez en cuando
Por envejecer pido poco…
Si me permitís pediré,
Ir de farol con el destino,
Y a escondidas del doctor
Fumar un Marlboro clandestino,
Abrir la puerta complaciente,
Si un día me vienen a buscar,
Hacer el equipaje más ligero,
Por si me enseñan a volar.
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