Arde Barcelona,
arde por tu culpa,
labios de fuego:
la luna y las palabras
hacen su juego.
Y por tu cintura
no hay sombra de duda
para mis dedos:
exploro por tu vientre
caminos nuevos.
Y todas las caricias por inventar,
porque la bella quiere,
la dama desnuda,
la bella imprudente,
la bella impaciente.
Subo tan aprisa,
de tu cama al cielo
se va en un beso.
Y de tu boca a tu boca
voy y regreso.
No me dejes fuera,
llévame a la gloria
de tus caderas
y mándame al infierno
cuando tú quieras.
No seré yo quien no se deje quemar
cuando te llama urgente
la bella encendida,
la dama valiente,
la bella impaciente;
la dama encendida,
la bella valiente,
la bella impaciente.
Cosas del destino,
juegos del azar
que se divierte,
un dos de corazones
a nuestra suerte.
Arde Barcelona,
arde sin remedio.
¡Quién no se muere
en brazos de la guapa
que me prefiere!
Y ya puede pasar una eternidad,
si besa para siempre
la bella segura,
la que no me miente,
la bella impaciente.
La dama desnuda,
la bella imprudente,
la bella impaciente.
La bella encendida,
la dama valiente,
la bella impaciente.
La bella segura,
la que no me miente,
la bella impaciente.
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