La celosa

Señores, yo amo a un gentil mancebo.
Dice que me quiere, pero me es infiel.
Si yo le pregunto: «¿me quieres, mi bien?».
Él todo turbado me dice: «No sé,
ay, no sé, ay, no sé».

Ayer por la tarde yo lo vi pasar,
llevaba un clavel prendido al ojal.
Yo le pregunté: «¿quién te dio esa flor?»
Él todo turbado me dijo: «No sé,
ay, no sé, ay, no sé».

El domingo en misa, galante y compuesto,
hacíale el gesto a la bella Ester.
Ella lo miraba como quien no mira;
él se sonreía, lleno de placer,
ay, de placer, de placer.

Estoy tan celosa que no hallo qué hacerme:
si lo sigo amando o lo olvidaré.
Y si encuentro a otro, otro a quien querer,
no seré tan necia, ay no, no seré,
ay, no seré, no seré.