Mucha vitrina en la calle.
Mira, ¿qué van a hacer con tanta gente? ¡Huy!
Todos quieren que les den bombón
bailando el son togolón togolo golo golón.
Robots, denle cuerda.
Humanos a la venta.
Mira, cantante, aquí no vengas a hablar de política, ¿sabes?
Tengo un pensamiento,
lo quiero lanzar, pero no puedo hablar,
no puedo hablar.
Dicen que si hablo me van
a catalogar, a archivar
de necio, pernicioso,
feo como un oso.
El gobernador dice que soy ruso.
Por la noche tempranito
se encuentran todos en un cóctel.
A ver, a ver...
Le compró un relojito.
Junito le llevó la mujer, ¡huy!
Son los chismes de la ciudad,
los blanquitos en su hotel.
A ver, a ver...
Pa’ que luego digan que soy chismoso.
Lamentábase un gran accionista:
”Los robots se van a descomponer
con todo esto de Nixon en Vietnam,
el pin-pon, la C.A.L.”.
Y el general jugando tenis
en un corral.
Pin pin, acaban de informar que los rescatadores están en acción. Óyeme, gallo, ¿y esa nueva ley que acaba de aprobar la legislatura colonial? Explícamela bien, que tú sabes que cada vez que los ricos pasan una ley es pa’ chavarnos a nosotros los pobres.
La ciudad de Barcelona rinde tributo al cantautor Luis Eduardo Aute con una pieza artística instalada en la plaza Rovira i Trias del barrio de Gràcia, lugar donde el artista pasó parte de su infancia y al que dedicó una canción en 2010.
La cantautora colombiana presenta un nuevo trabajo grabado en vivo en un patio de San Telmo, como homenaje íntimo a la ciudad de Buenos Aires, donde interpretó cinco canciones en formato acústico junto a un trío de músicos.