Pablo Sciuto
«ON»: Ficciones y realidades compartidas
De Uruguay ha venido un barco cargado de... música: candombe, bossa nova, fado, punk-rock, jazz, folk, sonidos acústicos y electrónicos hermanados, resonancias de maestros "trovadores" y "cantautores", ritmos y melodías "multidireccionales" y silencios.
De Uruguay ha venido un barco cargado de... música: candombe, bossa nova, fado, punk-rock, jazz, folk, sonidos acústicos y electrónicos hermanados, resonancias de maestros "trovadores" y "cantautores", ritmos y melodías "multidireccionales" y silencios.
... Se sabe que este barco partió de Montevideo –por Río de la Plata–, que se internó en la inmensidad del Atlántico, y que tras una escala –mi, fa, mi, re, do, re, mi, fa– en Brasil, llegó a Madrid hace diez años.
... Se desconoce si aquel barco hizo su entrada en Madrid por el Manzanares, o emergiendo al anochecer de las aguas del Estanque del Retiro...; dos opciones posibles –como podría ser cualquier otra: incluso que el barco se echara a volar– porque el único carburante que podía activar sus motores era la imaginación y su timón no ponía rumbo más que a la fantasía.
... Se cuenta que el capitán de aquel misterioso navío uruguayo, llamado Pablo Sciuto, a lo largo de su travesía acunaba sueños de candombe y le cantaba con nostalgia a su ciudad natal: «Montevideo tiene la culpa de mis amores. Montevideo tiene la culpa de mi existir. Montevideo se despierta con mi latir...».
... También se cuenta que en las noches lunares –apasionado por la astronomía y la ciencia ficción– se pasaba las horas contemplando estrellas y constelaciones; y que, en cualquier momento del día, componía sus canciones –en la soledad de un vino tinto– "entreabrazando" cuerpo y alma; corazón e ilusiones; amores, pasiones y fragancias; un beso y una flor; sueños y torbellinos de furia; rabias y huellas de carmín... «Quiero volar, quiero reír... Quiero sentir, quiero soñar, quiero vivir... las cosas que nunca hice..., las cosas que no te dije..., los besos que nunca yo te di».
... Lo cierto fue que una vez atracado el barco en la gran ciudad, Pablo Sciuto –con su cuerpo y su alma que desbordan música y canciones– dejó las nostalgias en el desamparo de su camarote, e inició la tarea de escudriñar nuevos horizontes..., de encontrar nuevos caminos.
Fue entonces cuando, de repente, Pablo se sintió inmerso en una gran confusión: "lunas carcomidas y naves sin alas"...; "hombres esperando respuestas y guardando en su alma la desolación"...; "utopías fuera de momento porque este tiempo perdió su reloj"...; "sentimientos y mensajes abiertos codificados"...; "caminos hacia la desertización"; y un "extraño método de amar":
«Tiene una cabeza de antena
que no comunica nada
ondas de radio en el pelo
que no sintonizan la banda
y así se perdió
y así se apagó
sus manos son dos enchufes
que no transmiten las cargas
el corazón de acero
para proteger su alma
y así no besó
y así no durmió
extraño método de amar...».
Ante aquella realidad, confusa, desconcertante y nueva, Pablo –lo repito: con su cuerpo y su alma que desbordan música y canciones– sobrevoló rompiendo con la soledad... Todavía allá arriba, entre cables y antenas, quedaban las estrellas y las constelaciones... Todavía seguían teniendo vigencia las consoladoras palabras de Alexis Carrel –Premio Nobel de Medicina–: «El tiempo físico nos es extraño, mientras el tiempo interior es nosotros mismos»...
Y fue entonces cuando Pablo Sciuto decidió pulsar, una vez más, el ON de su tiempo por vivir –tiempo físico e interior a los que no estaba dispuesto a renunciar– y tomando su guitarra –¡como no!– volvió a cantar, ahora un texto de Pippo Spera magníficamente musicalizado:
«... Todo está ahí
falta que vayas
y lo hagas revivir
basta dar un paso
hacia la vida
que la vida dará
noventa y nueve pasos
hacia ti».
Todo esto, y mucho más. es lo que me ha sugerido el último disco de Pablo Sciuto: On (2009); son ficciones y realidades compartidas; disco –altamente recomendado– que ha sido grabado entre Madrid y Buenos Aires, contado con la producción de Santiago Montoro y con la colaboración de Fabián Miodownik, Alberto Almonacid, Mäuss, Waldemar Carrasco, Bruno Carrasco, Tatina Márquez y Leo Minax de quien Pablo versiona la canción Las piernas.
Finalmente recordar que Pablo Sciuto además de On ha grabado Citylandia(1998), La llave del cielo (2000) y Tres corazones (2004) y On edición especial (2010).
Y mientras tanto su barco sigue ahí, secretamente atracado en algún lugar de Madrid... esperando...; porque Pablo es de esas personas que saben defender la memoria contra el olvido, y porque su sensibilidad le surge a flor de piel, como sus canciones... «Montevideo guarda en sus calles todo mi andar... Montevideo tiene la culpa de mi existir».
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