En Buenos Aires
Un planeta llamado Maslíah en el Café Vinilo
El prolífico compositor, escritor y pianista uruguayo Leo Maslíah, autor de una obra inclasificable marcada por una fusión de géneros musicales, una particular experimentación con el lenguaje y un trabajo con el humor basado en la disociación, presentó anoche en el Café Vinilo de Buenos Aires un repertorio de canciones, textos y piezas extrañas que alucinaron al numeroso público reunido.
El prolífico compositor, escritor y pianista uruguayo Leo Maslíah, autor de una obra inclasificable marcada por una fusión de géneros musicales, una particular experimentación con el lenguaje y un trabajo con el humor basado en la disociación, presentó anoche en el Café Vinilo de Buenos Aires un repertorio de canciones, textos y piezas extrañas que alucinaron al numeroso público reunido.
Leo Maslíah
Télam - Leo Maslíah (Montevideo, 1954) es autor de 40 discos y 40 libros, pianista virtuoso, compositor de una inmensa obra atravesada por la música popular, académica, contemporánea y por un salto al absurdo caracterizado por dislocar los elementos tradicionales de una canción convirtiéndola en una experiencia humorística fuera de serie.
El concierto, realizado en un repleto Café Vinilo, tuvo además la presencia de la monologuista Florencia Pérez Lascano, a quien Maslíah invitó luego de ver sus videos en Youtube. Lascano ofreció un notable acto de humor delirante donde se pudieron apreciar algunas alusiones a los Monty Python.
Maslíah, siempre inmutable detrás de su rostro que recuerda al de Groucho Marx, abrió la noche con Zamba del desfasado, donde la música tradicional se combina con una mala conjugación de los verbos y continuó con Todo con respaldo, donde se narra la vida de una persona a partir de una serie de productos.
Luego llegó una de las piezas más largas de la noche, la historia de Noelia, una reina de la vendimia de un pueblo sin vendimia, contada sobre una melodía clásica, que se fue extendiendo a través de los detalles de esa vida hasta que Maslíah dejó de tocar para explicar que ese era el primer capítulo de una novela con ocho horas de duración.
Después, dos clásicos del universo Maslíah: las versiones musicalizadas de El cuervo, de Edgar Allan Poe y La metamorfosis, de Franz Kafka, dos piezas brillantemente adaptadas al formato canción, donde se logra un equilibrio entre el clima oscuro de las obras y el humor del artista.
Uno de los momentos más graciosos de la noche llegó con Compositor contemporáneo, donde Maslíah parodia a ese tipo de músico que no se permite escribir melodías a la vez que toca una pieza extraída de ese universo atonal.
Película ciega fue otro de los momentos donde el compositor uruguayo demostró su impresionante virtuosismo como pianista, adentrándose en una historia para cine pero sin imágenes, presentando un reverso del cine mudo.
Hacia el final llegó Respuestas a un joven poeta, donde un editor le responde a un aspirante a escritor en clave de payada, luego una serie de relatos cortos unidos por el enredo del lenguaje y para terminar el clásico Biromes y servilletas, pieza fundamental en la carrera de Maslíah, creador de un universo musical y literario inagotable.
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