Buenos Aires al vuelo


Todo comienza en la tercera planta del pasado,
la quinta puerta al fondo del olvido.
Ábrela, ciérrala: hay viento suficiente
para escapar, y tiempo para entender al fin.

Las calles coloniales y todavía sucias de San Telmo
que alguien en mi nombre recorre alucinado,
los domingos en venta su sol artesanal,
aquel otro mercado (hangar de contraluces)
cuando el precio del pan subía cada tarde,
quedarme con el cambio, tan sólo dos monedas,
el grito de ese niño que me aturde
despertando algún miedo en otro idioma,
nombres que aún traduzco,
un balón de colores descendiendo,
aquel mirar vacío de cierto amigo muerto en delantal
(su cara detenida como en un papel pálido),
los varios ataúdes que me hicieron adulto,
un ladrón diferente en el espejo: esos balcones
al otro lado, asómate, del tiempo
y del aire y del plano que se acerca
a dos ojos cerrados, las luces y los pozos,
el pronto aterrizaje, su riesgo necesario,
(las calles de allá abajo y aquí dentro),

Igual que en el mercado yo quisiera
quedarme con el cambio, ser ayer
teniendo la memoria de mañana.
A mí se me hace cuento que existiera un lugar
al que pertenecer, un árbol sin raíces, una línea
que ya no tiene suelo, palpita de invisible,
traza su propio mapa en mi reverso, habla,
duele y remonta el vuelo.
Idiomas

Esta canción aparece en la discografía de
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