Décimas (89): A los dos años cumplidos


A los dos años cumplidos,
curada ya de mi mal,
tropiezo en un animal
de misteriosos aullidos.
Violeta, me has conmovido
los huesos hasta la médula,
y hasta la última célula
que tejen mi cuerpo humano.
Deja tomarte la mano;
muy limpia tengo mi cédula.

Yo que ando por este mundo
más triste que un’ alma en pena,
me retumbaron las venas
de verlo tan iracundo,
después tan meditabundo
que pienso que no m’engaña,
pero esta maldit’ araña
al mes de su juramento
me niega su sentimiento
dejando brillar sus mañas.

Cómo es posible, me digo,
que siendo yo tan pequeña
se me descarguen las peñas
y siempre me quede al frío.
«Qué tienes, amigo mío,
en contra de mi esqueleto»;
entre sollozos lo reto
y le hago ver su mudanza;
le digo sin más tardanza:
«No sabes lo qu’es respeto».

Empieza de nuevamente
mi corazón la batalla;
el hombre es una muralla
de piedras omnipotente.
¿Por qué tu cuerpo consiente
los golpes de tal martillo?
Quien lo maneja es un pillo
criado en los callejones,
palabras de maricones
y sangre de vinagrillo.

Vergüenza tengo, lectorio,
delante de mis pecados,
que no tendrán los malvados
vergüenza de su velorio.
No saben de qu’el demonio
está preparando el fuego,
porque son tantos los pliegos
que justifican sus daños.
Al horno como rebaño
s’está chupando los dedos.
Idiomas

Esta canción aparece en la discografía de
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