Caballo de cartón


Cada mañana bostezas, amenazas al despertador
y te levantas gruñendo cuando todavía duerme el sol,
mínima tregua en el bar, café con dos de azúcar y croissant,
el metro huele a podrido, carne de cañón y soledad.

Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal,
¿Dónde queda tu oficina para irte a buscar?
Cuando la ciudad pinte sus labios de neón
subirás en mi caballo de cartón.
Me podrán robar tus días... tus noches no.


Qué buena estás corazón, cuando pasas grita el albañil,
el obseso del vagón se toca mientras piensa en ti,
la voz de tu jefe brama "estas no son horas de llegar"
mientras tus manos archivan tu mente empieza a navegar.

Ambiguas horas que mezclan al borracho y al madrugador,
danza de trajes sin cuerpo al obsceno ritmo del vagón,
hace siglos que pensaron: "las cosas mañana irán mejor"
es pronto para el deseo y muy tarde para el amor.
Versión de Joaquín Sabina
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Cuando la grabé la estación de metro se llamaba José Antonio. Cuando salió a la calle ya se llamaba

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