Pedro Luis Ferrer: El regreso del hijo pródigo

MEDIOS el 09/03/2010 

Después de un largo silencio, Pedro Luis Ferrer regresa con su más reciente obra, desconocida para los espirituanos.

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Por Carlo Figueroa para Escambray

Más de 20 años de ausencia median entre el cantautor Pedro Luis Ferrer y su Yaguajay natal. De aquellos tiempos en que el batey del central Narcisa tuvo en su tío al poeta que le permitió musicalizar el Romance de la niña mala, quedan nítidos los recuerdos y desde entonces sus dotes excepcionales para la música lo han llevado a componer y cantar sin descanso. El pasado miércoles se produjo el reencuentro: El trovador ofreció un concierto a sus coterráneos que le brindaron la gran acogida; pero antes, siempre hubo tiempo para un diálogo.

¿Dónde ha estado Pedro Luis Ferrer durante más de 20 años, que ni siquiera su discografía llega hasta nosotros?

No he dejado de trabajar, he compuesto mucho, tengo mi propio estudio; también hago temporadas muy largas en Europa; trabajo con una disquera norteamericana, que lamentablemente no tiene vínculos con las firmas cubanas; vamos a ver si eso se puede resolver, aunque he llevado fonogramas a la radio que se escuchan en la capital.

Usted no es de una familia cualquiera, los Ferrer han aportado a la cultura cubana obras significativas. ¿Se siente heredero de ese legado?

No me gusta sobredimensionar mi obra, en realidad yo soy un músico cubano y lo que he hecho es trabajar con mi sensibilidad y mis convicciones.

¿Qué recuerda del Pedro Luis Ferrer que a los 12 años abandonó Yaguajay y se fue a vivir a La Habana?

Lo recuerdo todo en detalles: mi casa, mis amigos, la escuela; allí adquirí muchas esencias que hoy me acompañan y conocí a cultores de la décima, además de que mi padre y mi tío estaban vinculados con el arte.

¿Por eso decide cantar en Yaguajay y Trinidad y no en Sancti Spíritus?

No hice la programación, aunque creo que es un buen gesto porque las giras nacionales casi siempre se quedan en las cabeceras de provincia, pero me hubiera gustado cantar también en Sancti Spíritus. Sería muy bueno que las giras llegaran a todos los rincones. Cuando niño recibía con mucha alegría a las orquestas de la radio y la televisión como la Aragón, Lino Borges y el Conjunto Saratoga, La Riverside, con Tito Gómez, Chapotín. Yo no me lo perdía.

¿Sigue considerándose trovador en el sentido más amplio del término?

Yo soy trovador a veces, porque canto y compongo desde la guitarra; es decir, soy circunstancialmente trovador; pero hay otras facetas que me gustan, como la música de formato sinfónico para piano, para guitarra y orquesta.

Mucha gente, sobre todo los músicos, valoran ese lirismo en la guitarra conseguido en el Romance de la niña mala. ¿Lo abandonó para dedicarse por entero a la guaracha?

Yo no he abandonado nada, para mí es tan importante una canción cargada de lirismo como una guaracha, que también tiene su lirismo. Hay que tener mucho cuidado con eso. Que incorpore esencias, formatos y estéticas nuevas no es sinónimo de abandono.

Lo que sucede es que siempre lo han acuñado como compositor de guarachas.

Bueno, son etiquetas que inventa la divulgación. Yo soy un músico cubano y practico todas las variantes posibles dentro de mi estilo en la canción, la guaracha y el changüí.

Usted está considerado como un cronista de su época y no de esos compositores que se encierran en un cuarto a componer. ¿Por qué beber constantemente de lo que la gente dice, hace y expresa?

Expreso sólo lo que quiero expresar, que no tiene que ser el punto de vista del otro y también soy de los que se encierran en un cuarto a componer. Somos muchos, somos diferentes, no tenemos que pensar igual y es muy bueno que pensemos diferentes si somos capaces de armonizar. Uno siempre es cronista de su época y aun cuando se trate de una canción de amor estás haciendo una crónica de tus sentimientos, vives en tu tiempo y tratas de reflejar todo lo que acontece a tu alrededor, sobre todo su espiritualidad. No intento ser un cronista ni trato de ser representante de nada, ni nadie, simplemente doy mi punto de vista.

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