Tres experiencias piamontesas (II)

Maison Musique

por Xavier Pintanel el 06/04/2010 

Un ejemplo de militancia fue sin lugar a dudas la de Franco Lucà (1949-2008) de cuya iniciativa nació Maison Musique, un centro integral destinado a la música en la ciudad piamontesa de Rivoli.

Rivoli es una pequeña ciudad en el Piamonte italiano de poco más de 50.000 habitantes. En ella se encuentra Maison Musique, un complejo destinado a la música.

El edificio fue construido en 1907 y diseñado por Eugenio Mollino como Matadero frigorífico para el abastecimiento de carne en Rivoli y sus alrededores y ésta fue su función hasta 1991 cuando la dura normativa alimentaria europea obligó al cese de las actividades. Más tarde el edificio fue restaurado y cedido por la municipalidad en mayo de 2004 al Centro Regionale Etnografico Linguistico para su explotación como centro cultural.

Este complejo de estilo arquitectónico fiel al Art Nouveau industrial de principios del siglo XX, ocupa cinco mil metros cuadrados y está formado por un edificio elipsoidal alrededor del cual se disponen cuatro edificios de servicios.

Maison Musique —su nombre no engaña— es una casa destinada a la Música en todos sus aspectos. Así, el patio del antiguo matadero se convierte en una plaza cubierta donde ahora hay un auditorio polivalente, con un escenario perfectamente equipado y una sala con una capacidad de más de 400 asientos, donde se programan entre 15 y 20 espectáculos al mes.

La zona de conciertos, como un ágora, está rodeada por las puertas de las áreas de servicio que desembocan en él en una simetría perfecta. Ahí están, por ejemplo; el Musicarium, una sala donde se presenta un mágico espectáculo con instrumentos musicales; el museo de instrumentos, parte de la colección privada de Franco Lucà; y los estudios de grabación, dotados con los más modernos sistemas digitales y donde es posible grabar un CD a precios muy bajos.

El complejo tiene también un archivo con miles de discos, discos compactos, casetes, cintas, videos, libros, fotografías, partituras y otros materiales impresos que son públicamente consultables con cita previa.

La Maison atiende también todo tipo de formación: cursos de danza, de canto, de instrumentos populares, de técnico de sonido, de archivística musical, para maestros e incluso para navegar por Internet.

Disponen de restaurante, bar e incluso un cómodo y limpio albergue —lo digo por experiencia— para los músicos que se encuentren en gira.

Por hacer, hasta hacen vino con nombres tan sugerentes como “Maison Tango”, “Maison Folk”, “Maison Jazz” o “Maison World”.

En Maison Musique se respira paz y orden. Pero también el combustible para que este tipo de cosas funcionen: vocación, solidaridad, complicidad, locura y militancia.

Y por encima de todo se respira música en estado puro, ya no como arte, sino como filosofía de vida.

LO + LEÍDO