Siguiendo con su larga despedida

Facundo Cabral encanta con sus cuentos y su música a los chilenos

AGENCIAS el 08/06/2009 

El cantautor argentino Facundo Cabral, un duro y marginal en apariencia, pero un viejo lindo y "querendón" (amante) de Dios, encantó esta noche con sus cuentos y canciones a cientos de admiradores que disfrutaron de su presentación en la capital chilena.

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EFE - Enfundado en una traje de cuero, con camisa negra y jeans y ayudado por un bastón y unos lentes oscuros "que poco y nada le sirven" según sus propias palabras, Cabral hizo su entrada exitosa al Teatro Oriente de Santiago con sus gradas totalmente copadas.

"Llegué a la tercera edad...que no es mala (risotadas) si viviste bien la primera y la segunda", señaló Cabral, que tuvo una infancia dura y desprotegida, convirtiéndose en un marginal al punto de ser encerrado en un reformatorio.

Pero El Cabral de 72 años, que ha recorrido 165 países, que habla de su infancia, de su madre y su abuela como si fuera hoy, sin duda, es una leyenda viviente y muy cercano a Dios, según sus reflexiones, lo que no quita que su verborrea esté llena de humor y picardía.

Ya sentado frente al micrófono y con su guitarra a un costado Cabral, un hombre que ha cosechado éxitos tanto como cantautor, trovador y escritor de numerosos libros, confiesa que ha llegado hasta aquí en paz "y porque Dios me hizo libre porque yo necesito toda la libertad".

Sostuvo que de nada sirve tener poder y dinero si no se está donde se quiere y que gracias a esa libertad es que ha recorrido tanto países, ha visto tanta cultura "y ha conversado con el más pobre de los pobres".

"La vejez es un balcón que con el tiempo te permite ver por donde caminaste", reflexionó Cabral que tiene más de 300 producciones musicales, entre ellas "El carnaval del mundo", "Pateando tachos", "Entre Dios y el diablo" y "Ferrocabral".

Su barba y su pelo cano y su cara de bonachón le permiten licencias y disparar chistes fuertes que hacen reír a rienda a suelta a los presentes como cuando cuenta que su abuelo hasta los 90 años se llevaba mujeres a las mujeres "aunque no sabía para que lo hacía".

"Pero en la viveza a mi abuelo nadie se la ganaba como cuando una negra le espetó: abuelo tu ya ni siquiera tienes pelos en la lengua a lo que él le contestó: sólo porque tu no quieres", una picardía de Cabral que hizo reír a carcajadas al público por varios minutos, mientras el permanecía impertérrito.

El artista, nombrado "Mensajero Mundial de la Paz" por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), recordó en varios pasajes de su presentación a la madre Teresa de Calcuta.

Recordó que su vida artística comenzó cuando su madre le dijo: "cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir".

Sin decirlo, Cabral hacía alusión a su vida como cantautor de protesta que le significó que en 1976 debiera dejar Argentina y se exiliara en México.

"No le tengo miedo a la soledad, ya que sólo por ella te conocerás. Recuerden siempre que después de la noche amanecerá", sostuvo Cabral que de pronto tomó la guitarra y dijo "se me había olvidado que venía a cantar", palabras que nuevamente le valieron cerrados aplausos.

"Te quiero" fue la primera canción que interpretó cuyos versos fueron "susurrados" por los presentes: "Te quiero de pie, tendida/ dormida y despierta. Te quiero a la una/ Te quiero frente a la mar/ En el desierto y el río/ Te quiero cuando la Luna..."

Siguió con "Eso es América mi amor"; "No me importa tu fusil", "El Gaucho" "Y me dijeron por ahí", entre muchas otras, hasta que soltó nuevamente su guitarra y volvió a recordar historias de su familia.

Nuevamente tomó su guitarra comenzó a rasguearla, recordó que encontró a Dios en las palabras de Simeón, un viejo vagabundo, y empezó a entonar su primer y más grande éxito grabado en 24 versiones distintas y en todos los idiomas: "No soy de aquí, ni soy de allá".

Terminado el tema, se levantó ayudado por su bastón mientras recibía el caluroso y prolongado aplauso del público para desaparecer tras las bambalinas.

Para quienes le presenciaron fue una noche mágica, de un viejo duro en apariencia pero encantador hasta la saciedad.

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