Óbito
Fallece Quena Arrieta
Eugenia "Quena" Arrieta Salvatierra, amiga y compañera de Víctor Jara, encargada del archivo de la Fundación Víctor Jara y madre adoptiva de Luchín, ha fallecido esta semana en Santiago de Chile a los noventa años de edad.
Eugenia "Quena" Arrieta Salvatierra, amiga y compañera de Víctor Jara, encargada del archivo de la Fundación Víctor Jara y madre adoptiva de Luchín, ha fallecido esta semana en Santiago de Chile a los noventa años de edad.
Eugenia «Quena» Arrieta Salvatierra.
"Quena" Arrieta Salvatierra, amiga y compañera de Víctor Jara, ha fallecido esta semana.
Tanto Quena como Víctor trabajaban en la Universidad de Chile y militaban en el Partido Comunista de Chile al momento de iniciarse el proceso de reforma universitaria a fines de los años sesenta. Ambos trabajaban por una Universidad más democrática, participativa y al servicio de la sociedad.
El año 71, en plena Unidad Popular, Quena convierte las salas del Ballet Nacional en albergue para los niños afectados por los temporales de invierno. Los bailarines y funcionarios de la Universidad se hacen cargo del cuidado y aseo de los niños sacando piojos y cocinando. Ahí conoce a quien será su hijo Luchín.
Un terrible temporal se dejó caer sobre Santiago y, junto a un grupo de universitarios, socorrió a pobladores damnificados del sector Barrancas, hoy comuna de Pudahuel. "Estaba la escoba. La mayoría se refugió en la parroquia. Comencé a recorrer las calles y en eso me topé con un bulto: Era el Luchín. Estaba todo embarrado. Entonces, tomé a esa guagüita y no la pude dejar nunca más", contó Quena a La Cuarta.
"El niño tenía once hermanos. Me lo llevé a un albergue que instalamos en la Facultad. Allá estaba Víctor (Jara), quien lo cuidaba mientras yo salía a comprar. Se encariñó con él, le enseñó a caminar y después compuso el tema". Como los padres de Luis Iribarren "Luchín", no podían sostenerlo económicamente, Quena se hizo cargo y se convirtió en su madre adoptiva.
Cuando el golpe de estado de 1973, y a pesar del horror del asesinato de Víctor y tantos otros compañeros, Quena decide quedarse en Chile y luchar contra la dictadura. Muchas veces en la clandestinidad. Quena trabaja con la CUT y otras organizaciones sociales, como las ollas comunes de las pobladoras.
La masiva exoneración de sus colegas de la facultad de artes de la Universidad de Chile y la censura y represión generalizadas la motivaron a crear un espacio de resistencia cultural: el Taller 666. Por años funcionó como refugio y promotor de la creación y docencia artística. En el Taller la poesía, el teatro y la música se las ingeniaban para permear la censura imperante. No era raro ver a Quena discutiendo con agentes de la DINA —la policía política de Pinochet— en las puertas del Taller para evitar su paso.
Con el regreso de la familia de Víctor Jara a Chile, Quena trabajó como voluntaria de la fundación desde el año 1992, cuando ni siquiera estaba constituida legalmente. Fue responsable desde un primer momento de la organización del archivo que había regresado desde el exilio, que a su alero fue creciendo con la contribución de innumerables personas que guardaban recuerdos de Víctor.
Estudiantes, trabajadores, académicos, artistas, chilenos y extranjeros que llegaban a buscar o proveer información sobre la vida y obra de Víctor y su época, todos eran acogidos por ella. Era el rostro constante y amable de la fundación.
La familia Jara, a través de su fundación, ha emitido una nota de conduelo que termina con las siguientes palabras: " Gracias Quena. Gracias por haber vivido como viviste. Gracias por las discusiones. Por tu compromiso e incansable trabajo. Por nuestra parte nos comprometemos a continuar y proyectar, a toda costa, tu trabajo de años en esta fundación. Hasta siempre!!".
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