51 Festival Nacional de Doma y Folclore de Jesús María 2016
Octava noche de Jesús María: un beso robado al carnaval de febrero
El festival de doma y Folklore transita su recta final y cada noche ofrece una sorpresa. En la segunda de más convocatoria, Sergio Galleguillo, La Callejera, 5 Sentidos y Emiliano Zerbini fueron los artistas destacados.
El festival de doma y Folklore transita su recta final y cada noche ofrece una sorpresa. En la segunda de más convocatoria, Sergio Galleguillo, La Callejera, 5 Sentidos y Emiliano Zerbini fueron los artistas destacados.
Emiliano Zerbini.
© Paul Amiune
En los últimos años, una canción con ritmo de carnaval representa como ninguna el espíritu de esa celebración ancestral a la que los músicos riojanos contemporáneos han elevado al podio de uno de los principales acontecimientos del año, la chaya.
En ese bello poema de Pica Juárez, con una letra en la que muchas veces el griterío y la adrenalina no permiten detenerse, habla de todo lo que la chaya ofrece al corazón de un simple mortal que anda en busca de redimir su alma. El camión de Germán encierra la explicación exacta de lo que significa la chaya para el riojano, sin más, con palabas simples y amorosas, y lo que es la fiesta para aquel que llega buscando algo más que embadurnarse en harina y perfumarse en albahaca. Antes del irremediable entierro del carnaval, cuando todo se apaga, la adrenalina del festejo se apodera de los cuerpos y los devuelve blancos de harina, perfumados de albahaca, iguales, al cabo, mientras la vida pasa por otro lado.
La octava noche de Jesús María, bien pudo haber sido una de esas en las que todos se subieron al camión de Germán. Hubo chaya, si, impuesta con la actuación de Sergio Galleguillo, que una vez más convocó a la fiesta riojana desde un escenario festivalero. Pero también, en una muy atinada decisión de los programadores, fue una noche en la que todos los artistas contribuyeron a que la del jueves fuera una noche fundamentada en el baile y la celebración.
En la previa al horario televisivo, hubo tres números que anticipaban lo que sería la noche. Los formoseños de Quorum y Los Bohemios del Folklore, con propuestas buen arriba, y Mariano Luque, quien llegó por primera vez al festival anticipando con su esencia riojana lo que vendría más tarde. Arrancó con Peregrinos, e invitó a su coterránea Marta Chancalay para cerrar un set breve —con topamiento incluido—, pero contundente, con el que consiguió la atención de las tribunas populares, ya ocupadas a la caída del sol.
En la apertura del horario televisivo, Facundo Toro presentó un repertorio que tuvo todos los géneros que el artista viene abordando desde hace un tiempo: folklore tradicional, balada, bachata y cumbia, para cerrar con sus clásicos festivaleros como Se va el amor y Diablera. Luego llegarían los salteños de La Viuda, un desprendimiento del histórico cuarteto Vale 4, comandado por Miguel Villalba que apostó a los clásicos norteños y al aplauso y mantuvo a la platea dispuesta al baile, dejando lugar a 5 Sentidos, de Córdoba —excelentes voces, buenos arreglos—, que invitaron al cuartetero Ángel "Negro" Videla a cantar con ellos, en otra apuesta acertada que siguió con la línea de no dejar que la noche decaiga.
Aun cuando las luces del escenario se apagaron y alumbraron el campo de la jineteada, la noche se mantuvo arriba. Varios jinetes sufrieron caídas estrepitosas, y terminaron retirándose en ambulancia, aunque por suerte sin lesiones serias. También la Gendarmería aportó su clásica demostración, acompañada por la banda de músicos estables del cuerpo, mientras los técnicos en el escenario acomodaban los instrumentos para Emiliano Zerbini, con su aventura de proponer un repertorio de danzas tradicionales argentinas, que el público acompañó y celebró bailando y aplaudiendo en el final.
La Callejera le pondría al baile la dosis de electricidad para un recorrido musical por varias regiones argentinas de la mano de su nuevo disco Vivencias. El conjunto lleva 6 años subiendo al escenario de Jesús María, y como dicen ellos, han crecido a paso lento pero firme. La banda comandada por el chaqueño Ariel Andrada arrancó con un clásico de todos los tiempos, Ojos Negros y con un set breve pero contundente, dejó la pista preparada para su regreso cerca de las 3 y media de la madrugada, en el que musicalizarían la peña amanecida, luego de Galleguillo.
Cuando la oficina de prensa anunciaba que la octava noche de Jesús María era la segunda en convocatoria —con más de 14 mil entradas vendidas—, superando a la de Los Tekis, y luego de la de Abel Pintos, Sergio Galleguillo promediaba su set cantando La Taleñita y Niñachay. Ya habían pasado los invitados de la noche, como Sergio Torres, cantante de cumba santafesina que se animó a la Zamba para Olvidar de Daniel Toro y algunos amigos más que siempre aportan su grano de arena a la fiesta que propone Galleguillo. Hubo bromas para el Chaqueño Palavecino (por aquella frase del salteño donde dijo que él comía asado mientras los demás traban papelitos), y la dedicatoria de una chacarera chaqueña, y un final para que lo que quedaba de harina en los paquetes terminara de igualar los colores del mar de rostros que inundaba el anfiteatro José Hernández. Las estrofas de El Camión de Germán sonaron una vez más, mientras la octava noche de Jesús María se convertía en cenizas.
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