Gracia
como una niña bonita de pie fino,
la figura menudita y en el talle
un despliegue de gracia y de lisura.
Con aroma de los huertos te envolvías
y llena de su fragancia y su frescura
encendías el camino pues llevabas
para alumbrarte centellas de terciopelo.
Azafrán de Castilla, ajonjolí, romero santo,
ponías en tu pecho alelí, nardo y encanto
y al pasar te decía, preguntando,
¿Qué llevas en el pecho que huele tanto?
Rumor de quitasueño y manantial brota en tu risa,
néctar de la azucena y capulí dan tus colores
y al entreabrir tu boca la sonrisa
despliegue el bicolor de mis amores.
Tan bonita y chiquitita,
tan sandunguera y graciosa
limeña de tradiciones,
de cuentos y de leyendas,
aún me parece verte
de cuando en cuando en la calle,
cuando el sol está de fiesta
y te ciñe por el talle.
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