Lisboa, não sejas francesa
menina Lisboa,
Portugal é meigo às vezes
mas certas coisas não perdoa.
Vê-te bem no espelho
desse honrado velho
que o seu velho exemplo atrai, vai
segue o seu leal conselho,
não dês desgostos ao teu pai.
Lisboa, não sejas francesa,
com toda a certeza
não vais ser feliz,
Lisboa, ideia da minha,
vaidosa alfacinha,
casar com Paris,
Lisboa, tens cá namorados
que dizem, coitados,
com as almas na voz:
Lisboa, não sejas francesa,
tu és portuguesa,
tu és só para nós.
Tens amor às lindas fardas,
menina Lisboa,
vê-la bem para quem te guardas,
donzela sem recato enjoa,
tens aí tenentes bravos e valentes,
nados e criados cá,
tenha modas mais decentes,
menina caprichosa e má.
Originalmente escrita para la opereta "A Invasão", estrenada en 1952 en Lisboa y popularizada en la voz de Amália Rodrigues.
Miguel Poveda hizo suyo el Gran Teatre del Liceu de Barcelona —uno de los grandes Teatros de la Ópera del mundo— en su concierto Distinto del 15 de Octubre, en el marco de la edición de 2025 del "Festival Jazz Barcelona".
El músico argentino Milo J lanza La vida era más corta, un álbum doble donde se cruzan el folklore argentino y los sonidos urbanos contemporáneos, en una obra que reúne a varias generaciones y cuenta con colaboraciones destacadas como las de Mercedes Sosa y Silvio Rodríguez.
Tras más de quince años de amistad y colaboraciones esporádicas, la actriz y cantante española Leonor Watling y el músico y productor estadounidense Leo Sidran publican Leo & Leo, un álbum conjunto disponible en plataformas digitales, CD y vinilo. El proyecto, con colaboraciones de Jorge Drexler, Kevin Johansen y Javi Peña, se acompaña de una gira internacional junto a The Groovy French Band.
El músico y compositor venezolano Henry Martínez murió este 2 de octubre, según informó su familia a través de un comunicado en redes sociales. Autor de más de 200 canciones, su obra fue interpretada por voces como Pablo Milanés, Martirio, Marc Anthony, Jerry Rivera, María Teresa Chacín, Cecilia Todd y Gualberto Ibarreto.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.