Nunca olvido


Nunca olvido su voz amanecida,
entrando en la mañana,
llenando la cocina.

Era tan hermoso descubrir su risa,
conocer sus dioses, su filosofía.

Nunca olvido su melancolía,
sus cristales viejos
y sus medicinas.

Era tan dichoso desandar sus días,
empujar la puerta de su fantasía,
y encontrarme adentro este planeta que crecía
llamándose ternura; nunca olvido.

Nunca olvido las fotos del ropero,
el tilo, el clavelito,
el beso mañanero.

Era tan dichoso remontar el vuelo,
con los gatos todos y la tía Consuelo,
y escaparnos al reino del turrón y las hormigas,
deshollinando el día; nunca olvido.

Nunca olvido su voz amanecida,
entrando en la mañana,
llenando la cocina,
llenando la cocina.
Idiomas

Esta canción aparece en la discografía de
LO + LEÍDO