Con la libertad
agitar el cielo con las alas.
Amar la libertad, sentirse mar,
dejar la espuma de la risa en cualquier playa
o quebrar el llanto allá en las rocas
donde nadie encuentre nuestras lágrimas.
Vivir la libertad, de cara al viento
con el brazo fuerte y la razón alzada,
aunque tengamos que morirnos ¡libres!
Morir en libertad, la voz quebrada,
que alguno ha de pasar por el camino
y acunará en los brazos nuestra verdad cansada
y nuestros huesos desde abajo de la tierra,
irán apuntalando sus pisadas
que cuando grite, en el vigor del puño,
habrá de alzarse nuestra sangre renovada.
Con la libertad, los trigales nuevos.
Con la libertad, pájaros al viento.
Es la libertad ese grito eterno
que sacude el mar, que rompe el silencio,
que abate la roca, que desanda el viento,
que pone en la boca el azul del cielo.
Con la libertad, campanas al vuelo,
lágrimas de paz y los ojos buenos,
banderas de luz, canto a pecho abierto,
la sangre que va creciendo, creciendo,
las manos tendidas a horizontes nuevos,
dar hasta la vida por sentir su beso.
Libres, libres, con la luz y el canto,
libres con el llanto, con la tierra arada,
rica o desolada, con trigales nuevos,
con los ojos buenos, libres hasta ciegos,
libres con campanas, libres con mañana,
con el horizonte, sin cielo ni nada.
Con las manos yertas, aunque la miseria
derrumbe las puertas, aunque naufraguemos
sin estrella ni puerto.
¡Libres!, ¡siempre libres!, ¡libres hasta muertos!
Un día salimos a la calle con mucha esperanza. En la Plaza de Mayo, una multitud saludaba el enésimo regreso a la democracia. El peronismo había ganado ampliamente las elecciones y su fórmula Cámpora-Solano Lima asumía la presidencia de la nación.
Ante mis ojos asombrados vi desfilar a Salvador Allende, de Chile, y a Dorticós, Presidente de Cuba. La emoción que teníamos era indescriptible y la primera frase, que es la que siempre tira del resto del poema, apareció: Con la libertad...
Estaba situado, apretado diría, sobre las viejas paredes de la catedral de Buenos Aires. Del paquete de cigarrillos que tenía, saqué el papel plateado y sobre la parte blanca escribí esas palabras que luego fueron la canción. Una chica que estaba a mi lado me prestó su lápiz de ojos y ahí, sobre las paredes añejas del templo nació Con la libertad.
La cantautora mexicana Natalia Lafourcade actuó en solitario ayer domingo en el Liceu de Barcelona en el marco del Suite Festival, en un concierto cargado de emoción radical, depuración estilística, mestizaje sonoro, dramaturgia íntima y canción de autor en estado puro. Sílvia Pérez Cruz fue su invitada en sensible abrazo musical.
El 22 de julio, más de una docena de artistas se reunirán en Barcelona para rendir tributo a Dioptria, la obra más emblemática de Pau Riba y una de las más referenciales para la Nova Canço. Con la implicación de sus hijos; De Mortimers, la banda que lo acompaño los últimos 20; y nombres como Maria del Mar Bonet, Roger Mas, Pascal Comelade, Oriol Tramvia o Rita Payés; el concierto se plantea como una celebración única de su legado.
El periodista e investigador cubano Humberto Manduley presenta La memoria girando en la luz: Santiago Feliú en mis recuerdos, un libro que rescata la figura del trovador cubano desde la memoria personal, recorriendo su obra, sus influencias y su lugar en la canción de autor contemporánea.
Con nuevas mezclas de Steven Wilson y el concierto completo en el Carnegie Hall de 1970, Still Living in the Past amplía el histórico recopilatorio de Jethro Tull y ofrece una inmersión exhaustiva en su primera etapa, entre el blues, el folk y el rock progresivo.
La cantante brasileña Vanessa de María regresa a la escena musical tras una pausa de 15 años con el proyecto Maestros, un disco dividido en dos volúmenes en el que rinde homenaje a las voces que marcaron su infancia y formación. El álbum cuenta con colaboraciones de artistas fundamentales de la canción latinoamericana como Silvio Rodríguez, Víctor Heredia, León Gieco, Teresa Parodi o Quilapayún.