Yo seré tu compañero
la guitarra, los caminos, los amores lisonjeros,
impuros y libertinos,
pero si se acaba el vino, si te sientes prisionero,
sin amores verdaderos y no encuentras tu destino
entre todos los senderos, yo seré tu compañero.
Y seré tu compañero para el abrazo y la gloria,
para perder la memoria con el tiempo y el dinero
y palmadas laudatorias.
Mas recuerda, si el fracaso te muestra su rostro fiero:
los vencidos siempre fueron despreciados en su ocaso
por los que ayer los quisieron. Yo seré tu compañero.
Y seré tu compañero para el sueño y la poesía,
lo que llaman utopía, los que nunca la entendieron
por torpeza o cobardía,
Y en la realidad más dura y en el llanto más sincero,
el rebelde desafuero, con toda mi encarnadura,
para andar juntos, me quedo. Yo seré tu compañero.
Y seré tu compañero en razón, paz y verdad,
en justicia y libertad, que es todo lo que más quiero
aunque traigan soledad.
Para el odio y la traición o la envidia del artero
o el soplón del carcelero, yo no presto el corazón,
y aunque me duela no quiero, que me llames, compañero.
No es fácil mantenerse entero cuando acechan, por todos los costados, “las balas dulces del sistema”, como solía decir Mao.
Los halagos, los premios, las medallas que te cuelgan hasta hacerte su cómplice, son muy fuertes y muchos sucumben a su influjo. Luego, desclasados, empiezan a preguntarse si vale la pena el mantener una línea de conducta, ya sea en la canción como en la vida, hasta llegar a justificar su entrega con la certeza de que nadie recompensa esa línea honesta y de lucha.
Esto me ocurrió con un querido amigo al que el poder y las concesiones lo hicieron un esclavo. Me escribió preguntándome si valía la pena seguir en el trillo y le contesté con esta canción, ella misma dice lo demás.
La cantautora mexicana Natalia Lafourcade actuó en solitario ayer domingo en el Liceu de Barcelona en el marco del Suite Festival, en un concierto cargado de emoción radical, depuración estilística, mestizaje sonoro, dramaturgia íntima y canción de autor en estado puro. Sílvia Pérez Cruz fue su invitada en sensible abrazo musical.
El 22 de julio, más de una docena de artistas se reunirán en Barcelona para rendir tributo a Dioptria, la obra más emblemática de Pau Riba y una de las más referenciales para la Nova Canço. Con la implicación de sus hijos; De Mortimers, la banda que lo acompaño los últimos 20; y nombres como Maria del Mar Bonet, Roger Mas, Pascal Comelade, Oriol Tramvia o Rita Payés; el concierto se plantea como una celebración única de su legado.
El periodista e investigador cubano Humberto Manduley presenta La memoria girando en la luz: Santiago Feliú en mis recuerdos, un libro que rescata la figura del trovador cubano desde la memoria personal, recorriendo su obra, sus influencias y su lugar en la canción de autor contemporánea.
Con nuevas mezclas de Steven Wilson y el concierto completo en el Carnegie Hall de 1970, Still Living in the Past amplía el histórico recopilatorio de Jethro Tull y ofrece una inmersión exhaustiva en su primera etapa, entre el blues, el folk y el rock progresivo.
La cantante brasileña Vanessa de María regresa a la escena musical tras una pausa de 15 años con el proyecto Maestros, un disco dividido en dos volúmenes en el que rinde homenaje a las voces que marcaron su infancia y formación. El álbum cuenta con colaboraciones de artistas fundamentales de la canción latinoamericana como Silvio Rodríguez, Víctor Heredia, León Gieco, Teresa Parodi o Quilapayún.