Los trenes de Kosovo


Regresan los trenes, cargados de pobre gente pobre,
ojos que a ninguna parte miran porque vienen de ninguna parte
y en parte alguna ven su destino.
Regresan los trenes de un mundo que imaginábamos muy lejos
pero nos despierta el traqueteo de ruedas y de lobos,
la tiniebla de un mundo demasiado cercano,
la tristeza por no haber sabido decir basta.

Lloran los trenes, vacíos de la pobre gente pobre
Y sin un nombre ni una casa ni un fuego donde quemar tanto desespero.
Cuando el dolor no tiene carnet, no tiene nombre,
se hace dolor de todos y todo participamos de él,
todos nos dirigimos hacia el viejo exilio,
si es que el exilio no lo llevamos en el corazón.

Chirrían los trenes,
¿cuál es el odio que los empuja?
¿cuál la rabia que emponzoña tanto amor?
Tal vez nosotros en el andén contemplando cómo pasan...
Tal vez nosotros a la máquina desde hace tiempo,
mientras vamos contando los largos vagones...

Corren los trenes, la luz de la pobre gente pobre
señala el camino pavoroso y tenaz de una Europa en plena noche.
Regresan los trenes de un tiempo que imaginábamos muy lejos
y nos despierta el traqueteo de reudas y de lobos,
las tinieblas de un tiempo demasiado cercano,
la vergüenza por no haber dicho: basta.
Versión de Lluís Llach
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