Novedad editorial
Guillermo Pellegrino: «Zitarrosa fue el primero que cantó en uruguayo»
En Alfredo Zitarrosa. La biografía, el escritor y periodista Guillermo Pellegrino retoma el camino de un anterior libro sobre el músico uruguayo para configurar una obra más accesible al mundo artístico y personal de uno de los cantautores más importantes de la música popular rioplatense.
En Alfredo Zitarrosa. La biografía, el escritor y periodista Guillermo Pellegrino retoma el camino de un anterior libro sobre el músico uruguayo para configurar una obra más accesible al mundo artístico y personal de uno de los cantautores más importantes de la música popular rioplatense.
Portada del libro «Alfredo Zitarrosa. La biografía» de Guillermo Pellegrino.
Juan Rapacioli/Télam - "Mi idea fue hacer un libro diferente al que ya había escrito sobre Alfredo Zitarrosa hace años", explica el autor en diálogo con Télam.
"Esa —Cantares del alma (1999)— fue una obra muy detallada, un trabajo arduo que me llevó cuatro años. Esta, en cambio, es menos extensa, más accesible y también tiene información sobre el contexto social y político, algo que en su momento no sumé, quizás por falta de experiencia. Este libro —publicado por ediciones Continente— es más sólido".
Pellegrino cuenta: "Con Zitarrosa me pasó algo muy fuerte, me fue atrapando su obra, pero también el personaje, con todas sus contradicciones. Primero fue una búsqueda personal, para alimentar mi conocimiento, después todo me fue llevando hasta la biografía".
Guillermo Pellegrino nació en Montevideo, Uruguay. Es autor de los libros Cantares del alma. Biografía de Alfredo Zitarrosa (1999); Las cuerdas vivas de América (2002); Jébele. El cálido blues de los mediodías (2009); Rubén Lena. Maestro de la canción (2009) y Dicen los cantores (2010). En el año 2000 obtuvo, en la categoría Ensayo, el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), del Uruguay.
Dentro de la música popular uruguaya, "la obra de Zitarrosa aparece a principios de los 60. Para ese entonces, había gran cantidad de músicos atravesados por el folklore argentino; si bien existían artistas que hablaban sobre la vida uruguaya, el peso estaba en Argentina: Zitarrosa fue el primero que cantó en uruguayo".
"El tipo tenía una voz, una presencia de escenario y un repertorio que era bien oriental —señala el autor—. Lo que hizo fue marcar ese terreno y también reinventó la figura del artista profesional: la idea de que el cantor es tan necesario para un pueblo como el obrero, el empleado, el comerciante, etcétera. Sus canciones le dan mucha importancia al tema del pago, del reconocimiento y del respeto".
Para Pellegrino, en Zitarrosa "existía un compromiso muy fuerte de reflejar lo que le pasaba al pueblo. Tenía un alto nivel poético, una figura imponente en el escenario y fuera de él. Sus canciones identificaban a la gente, hablaban de su lugar y de lo que le pasaba al uruguayo de ese momento. También en el período de los 60 y los 70, un momento complicado, donde surgieron sus temas de corte militante".
"Algo llamativo es que Zitarrosa, casi como ningún otro, llegaba con la misma fuerza a distintos sectores e ideologías políticas: lo escuchaban por igual gente de izquierda y derecha.
Los propios militares que lo consideraban enemigo, tenían sus discos y los escuchaban con el volumen bajo para que nadie se entere", destaca.
Y explica: "era alguien que sufría mucho el tema de su identidad, los amores tormentosos, la creación y el exilio, pero había una cuestión contradictoria en él, porque sufría mucho la soledad pero viajaba para estar solo, y cuando se alejaba de todos, sufría mucho esa distancia".
"Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres, las noches del café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando a mi madre, su hemiplejia...", dice un pasaje de Guitarra negra, poema que aparece en las primeras páginas del libro y donde el artista recuerda su infancia con nostalgia.
"Pero los temas universales —el amor, la soledad, la tristeza—, son más de una segunda etapa suya; la primera etapa está marcada por la vida rural, las circunstancias del trabajador, y los elementos de ese mundo", concluye.
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