18 Festival BarnaSants 2013
El BarnaSants 2013 baja el telón con un canto a la cultura y a la República
Tras casi tres meses y más de 100 conciertos, la 18 edición del BarnaSants ha llegado a su fin. El festival de canción de autor se despidió en el lugar donde nació en 1996: les Cotxeres de Sants. Una entrega de premios llena de simbología reivindicativa y un concierto de Pau Alabajos pusieron el punto y final a la presente edición, que ha resistido como ha podido a las embestidas del durísimo momento actual.
Tras casi tres meses y más de 100 conciertos, la 18 edición del BarnaSants ha llegado a su fin. El festival de canción de autor se despidió en el lugar donde nació en 1996: les Cotxeres de Sants. Una entrega de premios llena de simbología reivindicativa y un concierto de Pau Alabajos pusieron el punto y final a la presente edición, que ha resistido como ha podido a las embestidas del durísimo momento actual.
Pau Alabajos
© Xavier Pintanel
Pau Alabajos y su banda en las Cotxeres de Sants.
© Xavier Pintanel
La noche empezó con la entrega de los premios BarnaSants, que reconocieron la trayectoria de Quico Pi de la Serra; el espectáculo Fuertes, en el que Sílvia Comes pone voz y música a textos de la poetisa Gloria Fuertes; y el papel de les Cotxeres de Sants y su gerente, Joan Manuel V. Parisi, en el ámbito del activismo cultural. Presentó la entrega de premios el director del festival, Pere Camps, que conjuntamente con los galardonados puso un color muy reivindicativo al acto, con duras críticas a los recortes y al aumento del IVA hasta el 21% en cultura, así como varias alusiones a la República. Se trataba, de hecho, de un día simbólico, 14 de abril, ya que se cumplían 82 años de la proclamación de la República Catalana por parte de Francesc Macià en 1931.
La entrega de premios dio paso al concierto, y el voltaje reivindicativo no se apagó. El encargado de poner música a la velada fue el cantautor valenciano Pau Alabajos. Bonita voz, canciones simples y efectivas, letras claras, explícitas y reivindicativas y un discurso que no dejó lugar a la imaginación. Todo lo que Pau dice, lo dice por su nombre. Hay poco lugar para la metáfora, la abstracción y la sutileza en un repertorio tan cargado de crítica social y reivindicación. Pau denuncia, se indigna, canta al abrir de los ojos, al despertar de las conciencias y a la transformación social en cada acorde, en cada verso.
Aparte de alguna incursión puntual en la temática amorosa, Alabajos versó sobre Palestina, sobre Guillem Agulló (independentista asesinado por un fascista hace 20 años), sobre las fosas comunes, sobre el más que turbio gobierno valenciano… Denuncias con nombres y apellidos para no dejar lugar a dudas y que entiendan incluso aquellos que no quieren entender.
Tres músicos acompañaron a Alabajos en el escenario: un batería, que en algunos momentos tocó el vibráfono, un guitarrista y un bajista que, por cierto, dirigió al público en una original versión de Ais!, de Ovidi Montllor. Arreglos y ejecución correctos, sin grandes pretensiones pero efectivos. Sonido a medio camino entre la canción de autor y el pop-rock. Acertado juego de luces y humo. Buena respuesta del público que llenaba les Cotxeres. Buen concierto, en definitiva, para presentar su disco Una amable, una trista, una petita pàtria (Una amable, una triste, una pequeña patria).
Seguirem cantant ben fort, fins que ja no ens quede veu, cantarem amb l'esperança a flor de pell (Seguiremos cantando muy fuerte, hasta que ya no nos quede voz, cantaremos con la esperanza a flor de piel). Es uno de los estribillos que cantó Pau. En su lengua, en la lengua de Ovidi Montllor, de Raimon, de Vicent Andrés Estellés. Unos versos que sintetizan muy bien el sentir de una generación. Son años difíciles, y lo peor es la sensación de que no lo son para todos, de que no lo son para los culpables. Pero hasta que lleguen tiempos mejores, cantaremos con la esperanza a flor de piel. Se va otro BarnaSants, y ya van 18, reinventándose y aguantando la tormenta con aplomo y dignidad. Hasta el año que viene y, como dijo Pau al acabar su actuación, Larga vida a la República BarnaSants.
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