Novedad discográfica

Orlis Pineda «Reiniciando»... tener este disco y escucharlo es hacerse un hermoso regalo... «y con él llego la buena música y la alegría»

por Fernando G. Lucini el 20/10/2013 

La audición del disco de Orlis –que me lo dio personalmente el pasado día 16, en mitad del concierto de "Los Maestros Cantores"– me ha vuelto a plantear –una vez más–, y me ha servido, para darle "otra vuelta de tuerca" a mis últimas reflexiones sobre la "canción de autor", y, más en concreto, sobre ese tipo de creador al que le atribuimos –o al menos, yo se le atribuyo– el nombre de "cantautor".

Orlis Pineda

© Juan Miguel Morales

Orlis Pineda

Orlis Pineda

© Juan Miguel Morales

Portada del disco «Reiniciando» de Orlis Pineda, basada en una fotografía de Juan Miguel Morales.

Orlis Pineda el pasado día 18 de octubre durante la presentación del disco «Reiniciando».

© Inés Poveda (Carolina Tipití Tipitá)

«Me quería comprar un DVD

con los discos de Alejandro Sanz

una piscinita de champán

y un lujoso mágico chalet

me quería pasear por Chamberí

y brindarme un vino de burdeos

me quería llevar al Bernabéu

para ver jugar al Real Madrid

Me decía Orlis que te pasa

que nada quiere aceptar

yo le dije yo no quiero nada

nada material

Yo lo quiero es mucho amor

yo lo que quiero es tu corazón».

("Mucho amor". Orlis Pineda).

Estos versos que acabamos de leer –con su música correspondiente– son los primeros se escuchan cuando te dispones a disfrutar del disco de Orlis Pineda que acaba de publicarse con el título de Reiniciando; primeros versos –primera canción– que nos dan el "tono" de todo lo que después escucharemos; el tono musical, el tono poÉtico, y, en particular, el tono humano y profesional del "cantautor" cubano con el que desde hace tiempo tenemos la suerte de compartir y disfrutar hermosas canciones.

La audición del disco de Orlis –que me lo dio personalmente el pasado día 16, en mitad del concierto de "Los Maestros Cantores"– me ha vuelto a plantear –una vez más–, y me ha servido, para darle "otra vuelta de tuerca" a mis últimas reflexiones sobre la "canción de autor", y, más en concreto, sobre ese tipo de creador al que le atribuimos –o al menos, yo se le atribuyo– el nombre de "cantautor".

Esas reflexiones, tras escuchar el disco de Orlis, se han centrado en torno a dos cuestiones que considero esenciales:

La primera, tiene que ver con el concepto de "cantautor" en sí mismo. En ese sentido me reafirmo, una vez más, en que se puede tener muy buena voz, cantar muy bien, componer con calidad, hacer "bonitas" canciones, y, sin embargo, no pertenecer a ese género al que tanto admiro. Yo, personalmente, a un "cantautor" le exijo –y tengo mi derecho a hacerlo– como mínimo, lo que Miguel Ángel Morelli –escritor argentino– plantea en su poema-canción titulado Cantor de oficio; o sea, esto:

«Mi oficio de cantor es el oficio

de los que tienen guitarras en el alma.

Yo tengo mi taller en las entrañas

y mi única herramienta es la garganta. [...]

El cantor es un hombre más que anda

transitando las calles y los días,

sufriendo el sufrimiento de su pueblo

y latiendo también con su alegría».

Pues bien, tras la escucha de Reiniciando –disco de Orlis Pineda– y, conociéndole desde hace tiempo, he de afirmar con rotundidad que nos encontramos frente un auténtico "cantautor" que encarna a la perfección las cualidades indicadas por Morelli en su anterior poema. El propio Orlis nos lo canta:

«Lloviznando va buscando paraíso

haciendo del vuelo una canción de auroras

saliendo a la medida por la voz de mi guitarra,

la cómplice y testigo de mis sueños,

la fiel historiadora del amor

que archiva las leyendas de mis ansias

en rosas, en locuras y en adiós».

("Piedra blanca". Orlis Pineda).

La segunda reflexión que me suscita el disco y el propio Orlis, también con referencia al concepto de "cantautor", tiene que ver con su personalidad.

Para mí –ya lo sabéis– una de las más importantes cualidades que busco y me obsesionan –y que no siempre encuentro entre los que se autodenominan "cantautores"– es la "Humildad"; cualidad que siempre engrandece al ser humano, entre otras razones, porque deja al descubierto y "da a luz" la grandeza de su humanidad, de su arte y de su sensibilidad. (Evidentemente, si lo que se posee es una evidente pobreza humana –pura mediocridad–, o simplemente inseguridad, no conviene ser humilde, es mejor, enmascararse con posturas y comportamientos "ombligistas", "prepotentes" y "mesiánicos"; o sencillamente, dedicarse a buscar y prodigar el amparo, a la larga siempre inútil, del "famoseo").

Pues bien –vuelvo a decirlo– Orlis Pineda es un "cantautor" muy grande, porque siendo "gran cantautor" poética y musicalmente, es, a la vez, un ser humano "bellamente humilde", "hermosamente humilde". Lo era cuando lo conocí, lo ha sido siempre que me he encontrado con él, lo es ahora y creo que nunca dejará de serlo porque, en realidad, esa es su condición humana más valiosa y con la que mejor sabe crear.

Y tras la larga introducción anterior –no podía, ni quería dejar de hacerla–, ¡vamos con el disco!

Reiniciando: nueve hermosas canciones apadrinadas, en primer lugar, por la experiencia, el mucho cantar, y el permanente "reiniciar" –siempre esperanzado– de Orlis; y apadrinadas también por un extraordinario grupo –auténtica banda, ¡esto sí es una banda!– de músicos y amigos: Jesús Mendoza, Alfredo Ochoa, Ernesto Bravo, Miguel Cano, Andrés Cisneros, Pedro Esparza, Fernando Hurtado, Manu Clavijo –siempre ahí solidario, ¡cómo le admiro!–, Alfredo Ochoa, Jesús Mendoza, mi querida María Barnuevo, Benny Terán –en los arreglos–, Manuel Pájaro y Carlos Díaz –asistentes de grabación–, Mauco Sosa –gráfica y diseño– Luis del Toro –grabación y mucho más– y Juan Miguel Morales nuestro amigo del alma.

Respecto a las canciones de este disco de Orlis, podría pasarme el día escribiendo; pero ¡no!, procuraré sintetizar.

En primer lugar incidir en el carácter que en todas ellas se hace notar del concepto, o mejor, de la experiencia de "ida y vuelta" que late en la identidad de Orlis y, por tanto en sus creaciones.

"Ida y vuelta" asumida con agradecimiento, con respeto y con amor, en particular, en dos de las canciones del disco: Habana sí y Yo te quiero Madrid.

Habana

«tú tienes una mirada

que muchos quieren tener,

tú tienes una mañana

que abre caminos a la fe».

("Habana sí". Orlis Pineda)

"Entre tanta fantasía,

entre tantos corazones

fui pariendo mis canciones...

por eso yo siempre digo

que Madrid es esperanza».

("Yo te quiero Madrid". Orlis Pineda)

Por otra parte, decir que las canciones de Orlis están preñadas de muy buena música y de una desbordante alegría. Yo cada vez que le escucho no puedo dejar de recordar el día en que –recientemente– celebramos juntos el cumpleaños de Elisa Serna. Aquel día escuchándole a él –y por la feliz e irresistible culpa de su música– Elisa y yo bailamos juntos por primera vez, y eso que no suelo bailar, y que hace más de cuarenta años que nos conocemos... Y es que el amigo Pineda sabe destrozar con sus canciones el "topicazo" de la "canción de autor" como "muerma y aburrida". (Hace tan solo unos días la presentación de Reiniciando en Madrid se convirtió en una auténtica fiesta).

Y por último, destacar la "poÉtica" que subyace y transpira en las canciones de Orlis; canciones que nos hablan, con apasionada convicción, de amor, de sueños, del pensamiento utópico, de la libertad, de la alegría, de la locura y, a fin de cuentas, de la esperanza.

«Eu preciso falar

De otro mundo que va

Respirando sueños de libertad...

De los sueños que no pueden parar...

Sueños

Para los gritos inocentes

Para los supervivientes

Para el que cuida corazones

Para el abrazo de emociones

Al condenado por un beso

Para el amor de un mismo sexo

Para el que sueña cada día

Para la madre utopía

Para el que mata el egoísmo

Para el que quita imperialismo

Para las grandes ilusiones

Para las revoluciones

Para la luz que no marchite

Para la idea que no claudique

Para la única belleza

Para ti naturaleza

Sueños».

("Sueños". Orlis Pineda)

Así pues..., ¡OS LO RECOMIENDO!... Reiniciando de Orlis Pineda...; comprar este disco y poder escucharlo es haceros –a vosotros y a vosotras mismas, y a vuestro cuerpo– un gran regalo. ¡Os lo aseguro!

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