Epistolario del subdesarrollo (o No tengo que cerrar los ojos)
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver aquella tarde en que Noel y yo cantábamos
Y nos interrumpían pidiéndonos
Canciones de Manzanero
No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver las servilletas del Hotel Nacional
Decorando el Congreso Cultural
Que las pusieron lindas casi psicodélicas y todo
Pero ahora se han descosido
Las puntas y ya no es fresco comer ahí
No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver las medias de hilo tan mal hechas
Que se hacen las muchachas
Que no pueden ir a Londres a comprarlas
No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Para ver a los pobres muchachitos
Que arreglan como pueden sus pantalones
Y los convierten en campanas
Sordas o sórdidas
No
No tengo que cerrar los ojos para ver
Lo mal que tiñen nuestros tintes
Que se le caen de la ropa a las muchachas
De cintas que quisieran ser tan brillantes
Como el eastman-color
Porque quien que haya visto
Juega de masacre no ama el color para siempre
No
No tengo que cerrar los ojos para ver
No tengo que cerrar los ojos para ver
Lo que es nuestra moda a go-go
Nuestros peinados
Nuestros estilos de bailar siempre a la
Retaguardia de cualquier extranjero
No
No tengo que cerrar los ojos para ver
No tengo que cerrar los ojos para ver
Que nuestros jóvenes
Quieren esas cosas
Que para verlas tengo que cerrar los ojos
Y pensar el futuro
No tengo que cerrar los ojos para ver
No tengo que cerrar los ojos para verlos
Ahora a ustedes apenas dentro del pequeño espacio
De mi guitarra rompiéndose el alma y las manos
Para vivir en un país de buenas servilletas
Pantalones de campanas sonoras
Y colores que hagan palidecer a Europa
A Europa misma, sí
A Europa
¡No tengo que cerrar los ojos para ver!
(1969)
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