Basilio
Dicen que es más fuerte que el Dios de afuera
Que si le da la gana te hace una broma
Y te encierra con él dentro de la tierra
Yo prefiero llevarle un ramito de coca
Pa` tenerlo contento y que no se ofenda
Y me deje salir corriendo del cerro
A inventarme la vida que a mí me toca
Kalma, Urku, Qhuya
Nina. Nocapi Kausay
Vida, ramito, Dios
Cerro, metal, la vida que me tocó
La suerte que yo sufro nadie la entiende
Solo el diablo que vive del mismo fuego
Por eso al tío Diablo cosas le ofrendo
Porque arriba del cerro ya ni Dios sube
Un día al año el carnaval me alegra
Y bajamos cantando de la montaña
Vestido de colores el viento suena
Como si con su voz él también dijera
Carnavalito
Inspirada en la vida de Basilio, un niño minero de Bolivia de once años de edad. El coro de la canción es en el idioma Quechua
Miguel Poveda hizo suyo el Gran Teatre del Liceu de Barcelona —uno de los grandes Teatros de la Ópera del mundo— en su concierto Distinto del 15 de Octubre, en el marco de la edición de 2025 del "Festival Jazz Barcelona".
El músico argentino Milo J lanza La vida era más corta, un álbum doble donde se cruzan el folklore argentino y los sonidos urbanos contemporáneos, en una obra que reúne a varias generaciones y cuenta con colaboraciones destacadas como las de Mercedes Sosa y Silvio Rodríguez.
Tras más de quince años de amistad y colaboraciones esporádicas, la actriz y cantante española Leonor Watling y el músico y productor estadounidense Leo Sidran publican Leo & Leo, un álbum conjunto disponible en plataformas digitales, CD y vinilo. El proyecto, con colaboraciones de Jorge Drexler, Kevin Johansen y Javi Peña, se acompaña de una gira internacional junto a The Groovy French Band.
El músico y compositor venezolano Henry Martínez murió este 2 de octubre, según informó su familia a través de un comunicado en redes sociales. Autor de más de 200 canciones, su obra fue interpretada por voces como Pablo Milanés, Martirio, Marc Anthony, Jerry Rivera, María Teresa Chacín, Cecilia Todd y Gualberto Ibarreto.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.