Mario Moreno (“Homenaje a Cantinflas”)
pantalones a media asta,
camiseta roja y basta,
sombrerito de costado,
las cejas de tecolote,
un jirón de gabardina,
bigotito en las esquinas
y en los labios un chicote.
A poco no trae pistola
pero si trae “centurión”
p’agarrarse el pantalón
no nos lleven hechos bola.
Le tintinea la pupila
y el estómago le late
cuando toma con su cuate
tacos de cerdo y tequila.
Se hace el que te hace y no te hace
pero al fin le cae regordo
cuando se le enfrían los chorgos
o cuando embrolla una frase.
“Le juro, señor agente,
que no supe que pasó
de plano, mire, pos no,
no me tiente, no me tiente...”
Cantinfleando, cantinfleando
sobre lo malo y lo bueno,
compadre Mario Moreno
ya entraste en el diccionario.
La mirada le rebrilla
cuando baila con su changa:
las piernas se le “remangan”
y se le van las mejillas.
No se casa, no se casa,
se lo ha advertido a su güera
pero de cualquier manera
si ella deja... se propasa.
Se arriesga frente a los cachos
de una vaquilla morena
y al fin, ni sangre, ni arena
porque no es el siete machos.
Trabajar es el castigo
que Dios al pobre le puso,
pero es mejor, sin abuso,
que lo sostenga un amigo.
Su residencia es la calle
y la esquina fue su escuela
donde el que no corre vuela
y ahí nomás está el detalle.
Va rebuscando el invento
para el pan de cada día
con ingenio y picardía,
jodido, pero contento.
En mil chambas trabajó,
cura, sastre, barrendero,
pintor, jinete, bombero,
lustrabotas y doctor.
Por su voz platica unida
como una familia sola
el pueblo de habla española
contento..., pero jodido.
Es más listo que un coyote,
es más bueno que un tamal,
más sabroso que el mezcal,
más picante que un chipotle,
más recorrido que un dado,
más tierno que una tortilla
y si una trampa lo pilla
miente más que un “deputado”.
Ta rebién, ta rebueno
que haya entrado al diccionario
su lenguaje estrafalario
Cantinflas, Mario Moreno,
no es que le falte razón
a su charla atropellada,
es que galopa enredada
en el mero corazón.
Homenaje a Cantinflas, conmemorando el día en que fueron aceptadas por la Real Academia de la Lengua, e incorporadas al diccionario, las palabras “cantinflas”, con el significado de “persona que habla o actúa como Cantiflas”; y “cantinflear”, verbo que significa “hablar y actuar de forma disparatada”.
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