En Terrassa hay una plaza
tierna, loca y decadente,
una plaza con bastante habilidad
para acumular gente.
Estratégica, se nos planta
en medio de una madriguera de humanos
y, con anárquica carpanta,
va comiéndose a los peatones.
Cuando la tarde extiende los brazos
y el rey sol se lo lleva el viento,
un capazo de culos y narices
llenan bancos y pavimento,
y una niebla de palabras
y humareda vegetal
nos adorna las viejas aulas
de la escuela novillera del asfalto.
Un viejo bar
taquicárdico bombea, amable,
una sangre que hermana el coñac
con el pastís
y fabrica anticuerpos de anís.
El Priorato
charla con el ron y con un cortado,
y rumbean camareros y clientes
por unos espacios inexistentes.
En Terrassa hay una plaza
-ya lo he dicho hace pocos momentos-,
una plaza que atraviesa
la razón y los argumentos.
Salpicada de ojos de chicas
por encima y por los lados,
se convierte en una inmenso ramo
de colores insospechados.
Cazadoras enlutadas
se mezclan, insolentes,
con barbazas rizadas
y peores incipientes,
mientras un eco de campana
convierte de repente en ave
a la potente voz bartriana (*)
que nos llega de la Torre del Palau (**)
Al día siguiente, allí
veréis abuelos charlando tranquilamente
mientras expertas en el arte del ganchillo
van vigilando
que no se caiga de narices el niño.
Y, casi al lado,
una iglesia perdona las palabrotas
prodigadas por la hierba en las azoteas
de unos juguetones meavinos.
Si pasáis por una plaza
del Vallés Occidental
y veis que, con poca maña,
apoyada en una farola,
se alza todavía la presencia
sinvergüenza y de mirada adusta
de mi adolescencia
marginada a golpes de madurez,
tomad juntos una cerveza
y hablad del tiempo que huye,
disparad contra la tristeza
hasta quemar el último cartucho
y, como quien no quiere la cosa,
compartid un sueño dorado,
que a nadie le sobra
tener una plaza intransferible en el fondo del corazón.
(*) Referencia a Agustí Bartra, poeta que al volver del exilio se instaló en Terrassa hasta su muerte.
(**) La Torre del Palau, torre de un antiguo castillo medieval que se alça al lado de la Plaça Vella de Terrassa.
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