Las plazas de Gracia
la cerveza agonizaba en la barra,
cuando de repente –es aquello que uno no se espera-
sentiste el leve roce de otra piel.
Una sonrisa compartida, defensas bajas,
Cuatro palabras bien colocadas, un chut y ¡gol!
Ya no estabas solo como la una,
en la Plaza del Sol.
Una farola iluminando vuestro paseo,
un ménage à trois, vosotros dos y el viento,
una mano que se atreve (no es rechazada)
y dos cuerpos que se vinculan tiernamente.
El primer beso, observado por el gran reloj,
Un beso como una pera para la sed.
Era invierno, pero no notabais el frío
en Rius y Taulet.
Una plaza en Gracia es un rincón
Donde los dioses se van de copas
si los roe la tristeza.
Una plaza en Gracia es un escondite
que te acoge siempre que intentas
huir de la soledad.
Una plaza en Gracia es un corazón desnudo
que palpita con tu ritmo
si el deseo es lo suficientemente maduro.
Una plaza en Gracia es un niño
que sabe sorprenderse todavía
cuando la vida se impone.
Si el azar había hecho ya su jugada,
a vosotros os tocaba tirar los dados
-y os los hicisteis vuestros de un zarpazo,
que los corsarios vacilantes no abordan navíos.
Cuando el sol hubo vencido a la Dama Sombra,,
espió desde la calle el combate galante
que librabais en un piso no muy grande
de la Plaza del Diamante.
Fueron pasando los días, las semanas
y os ibais encontrando con regularidad.
Era abril y ya florecían los balcones,
E ibais leyendo el pavimento con los pies.
Una noche, mientras escuchabais a unos gitanos
que rumbeaban a golpes de guitarra, bongó y baile,
te habló de vivir juntos: ¡qué golpe de martillo,
en la Plaza del Raspall!
Una plaza en Gràcia tiene el rescoldo
que alimenta a la esperanza
com a un pájaro en el nido.
Una plaza en Gracia, si eres lo bastante despierto,
te hace entender los adoquines
como si se trataran de un libro abierto.
Una plaza en Gracia, si le caes bien,
hace que el tiempo se mantenga en el exilio
hasta que quieras hacer con él las paces.
Una plaza en Gracia te regala
un futuro preñado de alegría
-¡y si es mentira, lo mismo da!
Pero el tiempo nunca mira por dónde pisa
y un buen día os encontró en su camino.
Como castigo, os rodeó de neblina
-nunca supisteis en realidad quién perdió a quién.
Lo que sí sabes es que una mañana la acompañaste
una última vez hasta el metro (“Adiós, Enric.”)
y no sentiste nada de pena, o tal vez un poquito,
en la Plaza Joanic.
Ahora vuelves a arrambarte al humo
cada atardecer, con la nariz en la cerveza.
Llevas aún su foto en la cartera:
La querías romper, pero no te ves capaz.
Ves los gestos, oyes las palabras que te envuelven
y te preguntas, sonriendo sin querer,
cuántos problemas están naciendo ahora mismo
en la Plaza del Sol.
Una plaza en Gràcia es lo bastante prudente
para saber que todo se desgasta
y nada dura eternamente.
Una plaza en Gracia nunca
se hace mala sangre,
prefiere el “¡Qué le vamos a hacer!.
Una plaza en Gràcia convierte
cada adiós en un inicio,
cada muerte en un esqueje.
Una plaza en Gracia te apoya:
le gusta verte melancólico,
pero jamás desesperado.
Miguel Poveda hizo suyo el Gran Teatre del Liceu de Barcelona —uno de los grandes Teatros de la Ópera del mundo— en su concierto Distinto del 15 de Octubre, en el marco de la edición de 2025 del "Festival Jazz Barcelona".
El músico argentino Milo J lanza La vida era más corta, un álbum doble donde se cruzan el folklore argentino y los sonidos urbanos contemporáneos, en una obra que reúne a varias generaciones y cuenta con colaboraciones destacadas como las de Mercedes Sosa y Silvio Rodríguez.
Tras más de quince años de amistad y colaboraciones esporádicas, la actriz y cantante española Leonor Watling y el músico y productor estadounidense Leo Sidran publican Leo & Leo, un álbum conjunto disponible en plataformas digitales, CD y vinilo. El proyecto, con colaboraciones de Jorge Drexler, Kevin Johansen y Javi Peña, se acompaña de una gira internacional junto a The Groovy French Band.
El músico y compositor venezolano Henry Martínez murió este 2 de octubre, según informó su familia a través de un comunicado en redes sociales. Autor de más de 200 canciones, su obra fue interpretada por voces como Pablo Milanés, Martirio, Marc Anthony, Jerry Rivera, María Teresa Chacín, Cecilia Todd y Gualberto Ibarreto.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.