Ciclo «Verano en Canción» Café Vinilo Buenos Aires
Fernando Cabrera: un tratado sobre el tiempo atravesado por la belleza
El trovador uruguayo Fernando Cabrera construyó anoche en la sala porteña Café Vinilo un tratado acerca del tiempo desplegado en una veintena de piezas.
El trovador uruguayo Fernando Cabrera construyó anoche en la sala porteña Café Vinilo un tratado acerca del tiempo desplegado en una veintena de piezas.
Fernando Cabrera.
© Xavier Pintanel
Télam | Sergio Arboleya - A guitarra y voz, dos herramientas que en sus manos se multiplican hasta más allá de lo previsible, el trovador uruguayo Fernando Cabrera construyó anoche —en el inicio de sus regulares ciclos de enero en la sala porteña Café Vinilo— un tratado acerca del tiempo desplegado en una veintena de las piezas que pueblan una obra fundamental de la canción iberoamericana.
Los elementos desde los que el compositor, guitarrista y cantante, de 63 años, elabora su repertorio reconocen vertientes diversas y, entre ellas, el tratamiento temporal tiene una presencia central que en la apertura de la serie de cinco shows, que además abrió la agenda de "Verano en Canción", tuvo un protagonismo notorio.
Y ese mundo reflexivo, melancólico y de carácter filosófico que dominó la velada no operó como guiño a Darío Sztajnszrajber, uno de los espectadores que colmó la sala del barrio porteño de Palermo, sino que es una de las marcas registradas del músico.
Pero las referencias al tiempo no solamente afloraron en el cancionero escogido por el montevideano para la ocasión sino, también y fundamentalmente, en el modo en que el artista habitó el espacio sobre el escenario despojado y utilizó las sonoridades que maneja a su antojo y con impactante buen gusto.
Cabrera ratificó el universo sonoro que a la hora de cantar le permite ir del susurro al subrayado, de la afinación precisa al contrapunto y que en su guitarra eléctrica negra y blanca se expresa tanto desde la sutileza que apenas acaricia los acordes como en el ramalazo pleno que sugiere la trama.
Tampoco se trató de la impostura de alguien que vive en la ajenidad de su momento histórico, pero volvió a quedar claro que la prosa de Cabrera interpela al mundo y a sus habitantes desde una mirada de humana universalidad, de sentida rebeldía contra lo establecido.
La presentación empezó a las 21.40 con Al mismo tiempo ("Al mismo tiempo que me pone una cadena/ahuyenta miedos que trancan mi libertad"), el clásico La casa de al lado y el más reciente El liceo, que aún no tiene registro.
Otros casi estrenos de la velada y, se supone, adelantos del nuevo disco que publicará este año porque como dijo a Télam días atrás "la ansiedad no me permite reservarlos más", fueron la inquietante Era el águila de la libertad, Mañana es el cumpleaños de mi padre y Soy un hombre ("Pasé por muchas niñeces/para llegar aquí").
"Redescubrí un libro muy famoso que se llama La Biblia y me detuve en la situación de que Jesucristo estaba muy disconforme con haber nombrado como su sucesor a Pedro y decide destituirlo y poner a Juan El Bautista pero este estaba muerto. Por suerte Jesucristo era una persona que tenía facilidad para resucitar gente", contó antes de entonar otra novedad, Cartas de cristo, ("Jesús murió mal pero a salvo/de Vaticanos/de infantiles teologías").
La epopeya temporal reconoció estaciones más conocidas como Punto muerto, Imposibles y Diseño de interiores.
De su último álbum publicado en 2017, 432, abordó Malas y buenas y la romántica Oración, mientras que Lisa se casó mereció la explicación no exenta de ironía: "Nos separamos y ella había quedado un poco afectada y a los 15 o 20 días me llamó y me dijo 'Fer, me caso. Me encantaría que vinieras a mi boda'. En la vida real no fui pero en la canción sí".
Acompañándose de una caja de fósforos describió la Viveza ("Dinero/yo compro, tú compras, él compra, nosotros compramos/El vivo festeja/dirige contento la ronda todos de la mano") y luego entonó Puerta de los dos y Dulzura distante en otros pasajes salientes.
Para los bises reunió tres de sus piezas más populares: Por ejemplo. El tiempo está después y Te abracé en la noche que habilitaron los únicos tímidos coros entre la concurrencia.
Los recitales de Cabrera en la sala sita en Gorriti 3780 se extenderán hasta el domingo próximo en noches que se presumen como nuevas ocasiones de apreciar la desnuda complejidad de un creador que torea lo establecido e instaura momentos de muy distinta dimensión.
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