Festival BarnaSants 2010
El Niño de la Hipoteca: un concierto que no pasará a la historia
Hola, soy el Niño de la Hipoteca, y llevo este palestino para que se note que soy cantautor. Con perlas de esta índole se presentaba Guiu Cortés, El niño de la Hipoteca, ante el público de la Sala Barradas, en L'Hospitalet, la noche del 21 de enero.
Hola, soy el Niño de la Hipoteca, y llevo este palestino para que se note que soy cantautor. Con perlas de esta índole se presentaba Guiu Cortés, El niño de la Hipoteca, ante el público de la Sala Barradas, en L'Hospitalet, la noche del 21 de enero.
El joven cantautor, quien hacía aparición con los pantalones rotos y camiseta del grupo Green Day, empezó su segundo BarnaSants solo en el escenario, sereno y suelto. El que escribe estas líneas no lo había visto todavía en directo, por lo que como única referencia tenía la escucha de algunos temas de su primer disco Que te vaya bien.
El niño no tardó en dar muestras de su ingenio y sentido del humor con canciones como Copy-Paste, y su soledad en el escenario se vio atropellada por su amigo Albert, quien, para compensar un supuesto retraso, le regaló un poema escrito en un par de boletos de tren T-10, con versos como sé que tu mai votaries a CiU (sé que tú nunca votarías a CiU, partido de la derecha nacionalista), el Palomino fa (¿como transcribo esto…?) ¿xiu-xiu?, o les flors fan flooower-floower…
En fin, después del poema y una coreografía del peculiar colaborador, simpático, descarado y quizás un poco fuera de lugar, El Niño recibió a dos nuevos invitados, esta vez sí, músicos. Se trataba de un bajista y un polivalente violinista, teclista y, como dijo Guiu, ordenador, pues se encargaba de tirar samplers y bases. Y fue en este punto cuando todo empezó a desmoronarse. Hubo insistentes problemas de sonido con el bajo, a los que Guiu intentó sobreponerse contando chistes y, al ver que el fallo técnico persistía, cantando una canción. Canción que fue bruscamente tiroteada por una ráfaga de ruidosos truenos, fruto de los intentos de arreglar el mutismo del bajo.
Quizás es solo una impresión personal, pero a partir de este incidente, el artista pareció más descentrado e incómodo. Se le olvidaron dos o tres letras y, en general, se le vio menos en su salsa. Además, si se me permite una opinión totalmente subjetiva, no le hicieron bien las bases que disparaba su compañero desde el ordenador. Y no lo dice alguien chapado a la antigua y defensor solo del formato voz y guitarra. De hecho, las aventuras electrónicas en la versión del disco de la canción Te quiero me gustan, pero no las bases del concierto. Cuando Guiu todavía estaba sólo en el escenario, predijo, en su habitual diálogo espontáneo y desenfadado con el público: si ya sé que a la salida diréis: “A mi me ha gustado más cuando ha cantado sólo”. Pues en mi caso, acertó de pleno. Sin negar en absoluto la calidad técnica de los dos músicos acompañantes.
Ya para acabar, Guiu cantó su primera canción en catalán, una lengua que, a mi parecer, le funciona, homenajeando a un quiosquero anónimo de Barcelona. Y el tema que da nombre al disco, Que te vaya bien, puso el punto final a un concierto, por decirlo de algún modo, discreto, que fue de más a menos.
A mi parecer, El niño de la Hipoteca es un artista diferente, con personalidad, buenas letras, ideas frescas y un futuro prometedor. Pero esto no quita que el concierto del jueves en L’Hospitalet no fuera, seguro, el mejor de su carrera. Una actuación que no estuvo a la altura de lo que puede llegar a dar El niño, como demuestra por ejemplo el éxito recogido en su llenazo en Luz de Gas, en su debut en el BarnaSants, hace un año. En la Sala Barradas, El Niño de la Hipoteca pasó sin pena ni gloria, y algunos matices de su actuación recordaron a los de un inexperto poco curtido en salir airoso de noches poco inspiradas.
A pesar de todo, algunos destellos de personalidad y talento compensaron la balanza e hicieron que los que, como un servidor, le veíamos en directo por primera vez, estemos convencidos que se trató de una mala noche y que Guiu puede brillar mucho más. Así pues, seguiremos atentos, conscientes de que todo el mundo ha tenido una noche discreta unida a desafortunados problemas técnicos.
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