Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad

El folclore boliviano brilla de nuevo en el Carnaval de Oruro

AGENCIAS el 14/02/2010 

La riqueza del folclore boliviano volvió a lucir todo su esplendor en el Carnaval de Oruro, el más famoso del país, donde miles de danzantes deleitaron con sus bailes y sus vistosos atuendos a los visitantes llegados hasta esta ciudad del altiplano andino.

EFE - Declarado en 2001 Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, el Carnaval orureño quedó oficialmente inaugurado con la tradicional "entrada" en la que participan unos 50 grupos, con un desfile que comenzó a primera hora de la mañana y que se prolongará durante toda la jornada.

En esta ocasión el gran ausente fue el presidente Evo Morales, quien no acudió a Oruro, donde sí estuvo su vicepresidente, Álvaro García Linera, que se animó incluso a bailar alguna de las danzas carnavaleras.

Como es habitual, el recorrido incluyó el rito de los danzantes en el templo de la Virgen del Socavón (patrona de los mineros), a la que muestran su devoción pasando de rodillas delante de su imagen, en un culto religioso que confiere mayor singularidad a este carnaval.

Pero lo verdaderamente espectacular del desfile es la gran variedad de danzas, músicas y atuendos, en los que se mezclan ancestrales costumbres prehispánicas con la herencia colonial y la religiosidad católica.

El principal ejemplo es la Diablada, la danza estrella del Carnaval orureño, cuyos bailarines, adornados con grandes máscaras de inquietantes ojos saltones, escenifican la eterna lucha entre el bien y el mal, representados por el arcángel San Miguel y Lucifer.

La entrada de hoy sirvió para que muchos de los bailarines y espectadores reivindicasen en Oruro el origen boliviano de esta danza, que ha sido motivo de controversia entre Bolivia y Perú, después de que la representante peruana en Miss Universo 2009 vistiera un traje de diablada en ese evento como vestimenta típica de su país.

Uno de los bailes más aplaudidos en Oruro fue la cadenciosa Morenada que, con pasos lentos y pesados y a ritmo de carracas y sonoras matracas, rememora las danzas de los antiguos esclavos negros llevados de África a América durante la colonización española.

En este caso también llama la atención la barroca vestimenta de los "morenos", que danzan con máscaras y trajes de grandes dimensiones cilíndricas adornados con abigarrada pedrería.

Uno de los pasos carnavaleros más animados -y agotador para sus danzantes- es el de los vigorosos Caporales, en recuerdo de los capataces que dirigían en la colonia las haciendas de esclavos y que el animado público congregado en Oruro aplaudió y coreó con entusiasmo.

Junto a estas danzas de origen colonial se incluyen otras de carácter indígena como el Tinku, un baile guerrero tradicional en el altiplano que simula un combate cuerpo a cuerpo y que en la antigüedad acababa con la muerte de uno de sus participantes.

Las Llameradas, para simbolizar el pastoreo de llamas, el Waca-waca, en alusión a la ganadería de vacuno, o el Pujllay son otras de las danzas que se pueden disfrutar en el carnaval de Oruro, donde también tienen cabida bailes de los indígenas amazónicos del país, como los Tobas.

El desfile se completa con el paso de nutridas bandas de música procedentes de todo el país. Las más peculiares son las que acompañan a las "morenadas" y que están integradas por numerosos músicos con enormes trombones de color blanco, doradas trompetas y clarinetes y coloridos tambores.

Mientras disfrutaban del desfile, los numerosos visitantes llegados a Oruro cumplieron con la tradición boliviana de emprender auténticas "guerras de agua" mediante globos o pistolas de juguete, lo que obliga a disfrutar del carnaval ataviado con chubasquero si no se desea acabar empapado.

Aunque el de Oruro es el más reconocido, toda Bolivia se vuelca estos días en el Carnaval hasta el punto de ser la celebración más importante del país, que permanecerá de fiesta hasta el próximo miércoles.

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