Festival BarnaSants 2010
Òscar Briz clausura el BarnaSants en València
El pasado domingo se clausuró en València con un concierto de Òscar Briz, el Festival BarnaSants que, a pesar de la crisis y en palabras de su director Pere Camps, ha mantenido la misma afluencia de público que el año pasado.
El pasado domingo se clausuró en València con un concierto de Òscar Briz, el Festival BarnaSants que, a pesar de la crisis y en palabras de su director Pere Camps, ha mantenido la misma afluencia de público que el año pasado.
Si en el mundo hubiera justicia y libertad y todo estuviera correcto y en su sitio; Pere Camps, director y alma del Festival BarnaSants, tendría que buscarse otro planeta.
Pero por fortuna para él existe el PP (derecha nacionalista española), para darnos motivos para creer que siempre hay que seguir luchando. No es casual la elección de València como sede de la clausura del Festival, ni de un trovador valenciano, Òscar Briz.
Ambas elecciones —sede y trovador— son para afirmar la unidad del territorio cultural y lingüístico catalán. Y me intentaré explicar brevemente si soy capaz de hacer entender unos hechos políticos que traspasan cada vez más, con más intensidad y más frecuencia, la raya del sentido común.
A una de las dos Españas, representada hace quinientos años por los conquistadores, la que según Machado “desprecia lo que ignora”; la de “quita lo tuyo que pondré lo mío” —qué no sabrán aztecas, incas o mapuches de lo que estoy hablando—; a esta España más tarde representada por el centralismo francés de los Borbones y hoy por la derecha conservadora y nacionalista; a esta España decía, le molesta la diversidad y la multiculturalidad. A esta España le disgusta que en España haya zonas donde se hablan otras lenguas y exista otra literatura.
Esta España —por aquello del “divide y vencerás”— decidió por decreto —Parlamento mediante y con la connivencia de ciertos sectores de la izquierda— que el catalán que se hablaba en València, era otra lengua: “el valenciano”. Es decir, Raimon y Ovidi no cantan en la misma lengua que Serrat o Llach.
Y no aclara el decreto en qué lengua canta Raimon (valenciano) cuando musica a Espriu (catalán), o Maria del Mar Bonet (mallorquina) cuando canta a Estellés (valenciano).
Para entendernos —si es posible entenderlo— es como si el Parlamento Chileno decidiera que Violeta Parra o Víctor Jara no cantan en la misma lengua que Mercedes Sosa, o que Neruda, Vallejo, García Márquez o Lorca escribieran en lenguas distintas.
Afortunadamente para los que creemos mantener un cierto sentido común, el mundo cultural y universitario valenciano mantiene la tesis de la unidad lingüística y cultural que este domingo se reafirmaba en la voz de Òscar Briz.
Briz conmemoraba además sus 10 años de carrera en solitario y aprovechó el concierto para grabar el que será su sexto trabajo discográfico, el primero en vivo.
Y lo hizo jugando en casa —su València natal—, con su público y en una sala no demasiado afortunada, pero cuyas carencias supo cubrir el trovador con un puñado de buenas canciones, una banda tremendamente acertada y la motivación de ser profeta al menos en un pedacito de su tierra.
En un concierto antológico visitó y revisitó unas 20 canciones, repartidas casi proporcionalmente entre sus cinco trabajos anteriores más alguna canción nueva basada en poemas de Salvador Espriu.
Pere Camps se mostró muy satisfecho de la marcha de esta decimoquinta edición del BarnaSants y anunció la creación de la Fundación Autoría que será la encargada de organizar y producir el Festival a partir del 2011.
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