El Flamenco, El Cant de la Sibil·la y los Castells
La UNESCO declara Patrimonio Inmaterial de la Humanidad diferentes expresiones de la música mediterránea
Ayer, día 16 de noviembre, la UNESCO ha declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad diferentes expresiones de la música (y la cultura) mediterránea.
Ayer, día 16 de noviembre, la UNESCO ha declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad diferentes expresiones de la música (y la cultura) mediterránea.
Coincidiendo con nuestros artículos monográficos entorno al Mediterráneo y su cultura musical, en Nairobi ayer la UNESCO declaró como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el flamenco, el Cant de la Sibil·la, y los castells (y su música); a parte de la dieta mediterránea, que también ha recibido esta distinción internacional. Para ponernos un poco en contexto, anotamos una breve descripción de estas magníficas y singulares expresiones de la cultura musical del oeste mediterráneo.
El flamenco es un estilo de música mediterránea urbana que se caracteriza por la expresión de sentimientos, la espontaneidad, la improvisación y la melancolía ante un futuro incierto. Nació en las comunidades gitanas de Andalucía, en el sur de España, hacia el siglo XV, fusionándose rápidamente con la incipiente cultura árabe-andalusí de la zona. Ha ido evolucionando a lo largo de los siglos, creando diferentes variantes llamadas palos y aceptando nuevos instrumentos en sus conjuntos. Hoy, de la mano de la UNESCO, le llega el reconocimiento a su singularidad e importancia dentro de la cultura mediterránea e universal.
El Cant de la Sibil·la es otra manifestación musical mediterránea reconocida como Patrimonio de la Humanidad. Ésta es un drama litúrgico medieval que se representaba en Noche Buena en diferentes territorios del Mediterráneo (se documentan Sibilas en Francia, Italia, Cataluña y Castilla ya en el siglo X). La representación consta de un niño o niña vestido de ángel que canta una melodía de Canto Gregoriano en lengua vulgar (en origen, en latín) los textos del Juicio Final. El Concilio de Trento, en el siglo XVI, eliminó parte del imaginario festivo y lúdico de la tradición cristiana medieval, pero las representaciones del Cant de la Sibil·la, consiguieron sobrevivir en regiones remotas de la Corona de Aragón, lejos de la represión tridentina. Actualmente se continua representando, y casi ininterrumpidamente a lo largo de la historia, en la isla de Mallorca y en el pueblo sardo del Alguer (al norte de la isla de Cerdeña), y se canta en catalán ya desde sus orígenes medievales. Y desde hace unos años otros territorios catalanes empiezan a recuperar esta tradición.
Los castells son una de las expresiones de la cultura popular y tradicional catalana. Consisten en torres humanas de varios pisos de altura donde intervienen hombres y mujeres de todas las edades. Estas construcciones se dividen en diferentes partes y también según la forma de agrupar los pisos (de uno en uno, de dos en dos…y hasta cinco personas por piso) y según la altura (el ‘techo’ actualmente está en diez pisos). Se considera que la torre humana ha sido coronada cuando el que sube arriba de todo, un niño o niña al que se le llama anxaneta, coloca los dos pies y alza el brazo; luego se tiene que desmontar sin caerse. En los castells hay un elemento importante: la música. La melodía del Toc de Castells es siempre la misma y es interpretada por grallas y tambor (formación de música tradicional catalana): consta de un motivo melódico que se toca mientras se construye la torre, luego un toque de atención en forma de ‘trino’ cuando la anxaneta esta a punto de coronar la torre, y luego el mismo tema para deshacer la construcción, con una pequeña ‘coda’ final en caso de éxito al construir y desmontar el castell.
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