Con la colaboración de León Gieco
Ojo de tierra muestra el lado sutil del folclore en su álbum debut
El trío Ojo de tierra, que aborda el repertorio poético y musical más sutil del género, con citas a Gustavo Leguizamón, Homero Expósito y Chabuca Granda, presentará mañana su disco debut en el porteño Centro Cultural de la Cooperación, donde invocará climas que reclaman quebrar con cierta corriente que impone "tocar y cantar a los gritos", según describió la cantante Micaela Piccirilli.
El trío Ojo de tierra, que aborda el repertorio poético y musical más sutil del género, con citas a Gustavo Leguizamón, Homero Expósito y Chabuca Granda, presentará mañana su disco debut en el porteño Centro Cultural de la Cooperación, donde invocará climas que reclaman quebrar con cierta corriente que impone "tocar y cantar a los gritos", según describió la cantante Micaela Piccirilli.
Ojo de Tierra
Télam - El trío Ojo de Tierra, conformado por Micaela Piccirilli (voz, caja, guitarra), Laura Dos Santos (guitarra, charango, bandolau, coros) y Jeremías Fernández (flauta traversa, coros) mostrará el álbum debut mañana desde las 22 en el escenario porteño de avenida Corrientes 1543.
"El ambiente musical está un poco cargado por un espíritu de la no escucha, el no silencio, todo parece que tiene que ser a los gritos, como si fuera una carrera. Y existen, sin embargo, muchos artistas que hacen música para escuchar, o incluso para bailar, pero desde otro lugar. El trío cultiva ese espacio", expresó la santafesina Piccirilli en diálogo con Télam.
La cantante reveló que Ojo de tierra ha buscado en su álbum debut "una fusión de elementos, sea en los arreglos, las tonalidades o en la tímbrica, pero respetando las raíces de las músicas elegidas".
La selección de temas del disco incluye piezas como Carnaval del duende (Manuel José Castilla y Gustavo "Cuchi" Leguizamón), Cardo o Ceniza (Chabuca Granda), Azabache (Homero Expósito, Héctor Stamponi y Enrique Francini) y Negrito (Marta Gómez), pero también temas compuestos por los músicos del trío.
Sea en las canciones de autor como en los temas propios (entre los que reluce Musiquita, de Piccirilli), Ojo de tierra logra el máximo rédito a partir de una instrumentación sobria, donde cada timbre y arreglo tienen un fundamento musical, a saludable distancia de una ornamentación cargada.
Comenzaron a tocar juntos en 2008, ¿Cómo fue el proceso de indagación musical que desembocó en este primer material?
Con Jeremías Fernández veníamos tocando desde hace muchos años y en 2006 conocimos a Laura Dos Santos, que estaba tocando otras músicas. Desde entonces confluimos y llegó un momento donde grabar se convirtió en una necesidad porque había un repertorio de música folclórica argentina y latinoamericana que estaba muy masticado.
Eligieron un repertorio que no pertenece al acervo más transitado del folclore argentino. ¿Fue un encuentro natural con esos autores o una búsqueda deliberada?
No hubo especulación en ese punto. Los temas lo eligen a uno. Tomamos muchos temas de autor pero tratamos de pintarlos con una sonoridad propia, siempre buscando cierta fusión.
Incluimos, por ejemplo, un tema llamado Bagua-blue que es una amalgama entre la baguala y el blues que puede ser visto como algo innovador, pero a la vez respetamos las raíces musicales.
También tomamos un tema como Azabache, que estaba un poco olvidado, y lo teñimos por una capa musical más actual.
El disco incluye una participación de León Gieco en el tema Tres lunas, de la que incluso es coautor. ¿Cómo se gestó esa unión musical?
Es una canción que tiene una historia propia. Yo pertenezco al mismo pueblo que León (Cañada Rosquín) y en 2004 concursé con una poesía en el Festival del pueblo, donde fue seleccionada. León y Rafael Pérez Lazarte le pusieron música.
Si bien Gieco es muy generoso, por supuesto que su participación implica una suerte de aprobación. El tema está presentado como un “bonus track” porque tiene su autonomía con respecto al concepto del disco.
¿Qué otros artistas del folclore argentino sienten que son vecinos a la música que ustedes están tocando?
Sentimos que vamos de la mano de cierta corriente de artistas que están haciendo músicas propias como pueden ser Carlos Aguirre, Coqui Ortiz, Liliana Herrero o Juan Quintero. U otros, quizá más consagrados, como Juan Falú.
Todos ellos toman a grandes autores pero dicen esas músicas desde una actualidad que tiene que ver con una fusión de la que no podemos escapar aunque queramos. Somos, en términos generacionales, hijos de una fusión de músicas.
¿Qué visión tienen del circuito folclórico? ¿Perciben que hay una apertura mayor o que por el contrario se consolidan ciertos criterios tradicionalistas?
A veces se percibe que falta un poco de diversidad en los festivales y que todos tienen un perfil demasiado parecido. Nada está mal, pero debería haber espacio para todas las propuestas.
Nosotros hacemos la música que sentimos y quizá luchamos contra una sociedad cargada de un sentido de no escucha, de no silencio. Y hay muchos artistas que buscan darle otra pincelada a la música y no tienen todo el lugar que deberían.
Pero no es un problema del público. El público no puede pedir lo que no conoce.
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