El Niño de la Hipoteca. El niño se hizo mayor

A los que tenemos cierta edad y tenemos la condición de padres, nos sucede un buen día que observamos con sorpresa como ese adolescente de 16 años que tenemos en nuestra casa, ha alcanzado nuestra estatura. Curiosamente este “estirón” no se produce en 24 horas sino que es un proceso algo más largo, pero lo que ha sucedido simplemente es que no nos hemos dado cuenta hasta ese día que ese aprendiz de hombre se nos ha hecho mayor, que habrá que ir pensando en que ya no tenemos un nene en casa. Eso mismo pasó el día 14 de Febrero en Luz de Gas: El Niño de la Hipoteca, dejó de ser niño y se hizo hombre entre los hombres.

Y el público salió contento de lo que había visto. Guiu Cortés (que así se llama “El Niño”) se bautizó en ese concierto espectacular y entró de lleno y por la puerta grande del reconocimiento y de un éxito que no admite dudas.

Pero si algo sorprendió al que esto escribe no fue solo el lleno de la sala, sino que el niño hipotecado demostrase esa solvencia tan grande encima del escenario. Posiblemente estaba nervioso ante la avalancha de gente y de público y no se cansó de agradecer a todos nuestra presencia en el concierto, pero si estaba emocionado lo disimuló muy bien. Supo estar, dominar, cantar, moverse, sentirse como pez en el agua, entre los suyos. Lo que uno no podía imaginar es que los suyos ¡fueran tantos!

Si nos metemos ya en el tema musical debo decir que me gustó mas la primera parte y la última, es decir, los inicios a voz y guitarra y algún bis con ese mismo formato. Ahí si que reconozco que ése es un problema mío y que muchos pensarán completamente distinto pero las bandas no suelen gustarme a pesar de reconocer la calidad de los músicos. Me pasa lo mismo con Dani Flaco o con Rafa Pons por citar dos ejemplos.

La banda hizo ruido, que era en definitiva su trabajo, pero a mi las canciones de Guiu me parece que no precisan tanta parafernalia. Creo que sus letras tienen la calidad suficiente para que no queden ahogadas entre medio del barullo infernal de la batería, de la guitarra eléctrica o de ambas. Perdonen lo que puede parecer una crítica muy negativa, porque la verdad es que no fue tan malo ni mucho menos. Los músicos estuvieron bien y me gustaron bastante, pero simplemente no es ese el estilo que más me agrada.

Mención aparte merece también la segunda voz del “Kanka” que me pareció francamente bien.

El niño se movió en el escenario, se mostró cercano como el que está en la salita de casa con los amiguetes y se permitió incluso equivocarse un par de veces y salir airoso con un desparpajo digno de un artista curtido en mil batallas.

Yo aplaudo sus letras y ese estilo bastante propio que creo que le va a hacer tanto bien. Son muchos los que lo intentan y unos pocos los elegidos. Creo que El Niño ha atravesado la difícil puerta que lleva al éxito y que a partir de ahora habrá que empezar a llamarle “de usted”.