Gira europea
Luciano Supervielle, un «outsider» en la música uruguaya
No es un purista de la música clásica o electrónica ni del hip hop ni del tango pero hace todas a la vez; por eso el pianista, compositor y DJ uruguayo Luciano Supervielle se considera un outsider en todos los ámbitos y desconoce cuál es su lugar en el mundo.
No es un purista de la música clásica o electrónica ni del hip hop ni del tango pero hace todas a la vez; por eso el pianista, compositor y DJ uruguayo Luciano Supervielle se considera un outsider en todos los ámbitos y desconoce cuál es su lugar en el mundo.
Luciano Supervielle.
© EFE
EFE | Concepción M. Moreno - "Yo no sé cuál es mi lugar. Mi lugar es un lugar que yo me hice propio; esa es la realidad. Componer mi música en el piano y en la computadora. Es un lugar muy personal, es como mi propio país. Me siento un 'outsider'", declara Luciano Supervielle en una entrevista a Efe en Madrid, en medio de su primera gran gira europea en solitario, sin el acompañamiento de su banda habitual, Bajofondo.
Tras tocar en Malmo y Lund (Suecia), Hamburgo, Lubeck, Múnich, Heidelberg y Karlsruhe (Alemania), Viena y Barcelona, el músico interpretó en Madrid su Concierto para piano y electrónica antes de interrumpir su 'tour' para viajar a Uruguay, desde donde regresará a París el 12 de julio y al Festival de Jazz de Montreux (Suiza) el 13.
Supervielle, cuyo origen musical está en la banda de hip hop Plátano Macho y que colaboró en los arreglos de varios discos de su compatriota Jorge Drexler antes de su inmersión en el proyecto de fusión rioplatense Bajofondo, considera "un gran desafío" mezclar tantos estilos sobre el escenario y que el "resultado sea algo natural, no forzado".
Solo en las tablas, en un set compuesto por piano, sintetizador, ordenador, 'samplers' y platos para 'scratch', el músico desgrana las piezas de su Suite para piano y pulso velado, su tercer disco en solitario, y otras compuestas para Bajofondo en un ejercicio físico en el que Supervielle pasa de ser concertista calmo a levantarse para hacer de DJ e incluso agarra el micrófono para cantar o rapear.
"Yo creo que hoy, más que nunca, el hecho de tener un componente propio y personal en tu música es más necesario que antes. Siempre, en el tiempo, quienes terminan trascendiendo son los tipos que dentro de su música tenían una personalidad muy fuerte. Hoy, en un mundo tan globalizado, es más que nunca necesario estar en la búsqueda de un sello propio para trascender", explica a Efe.
Acostumbrado a tocar en un escenario repleto de intérpretes (con Bajofondo pueden reunirse diez sobre las tablas), reconoce que "hay que ser valiente" para actuar solo porque se considera "una persona tímida", pero señala que el hecho de rozar todo el tiempo sus "límites de capacidades técnicas" le permite "crecer un montón" como artista.
Nacido en París (1976), a los 4 años se instaló con su familia en México y, poco después, en Uruguay, pero su vida ha estado marcada constantemente por los traslados entre Europa (vivió en la capital francesa y en Madrid ya de adulto) y América. Por ello confiesa su identificación con su tío bisabuelo, el poeta franco-uruguayo Jules Supervielle (1884-1960), quien "vivió toda su vida viajando de un lugar a otro" y eso "se traduce en su literatura".
Además de estar a punto de publicar el próximo trabajo de Bajofondo, su inmediato proyecto personal es, precisamente, un homenaje a su antepasado: una obra orquestal, en la que colabora con el afamado violonchelista brasileño Jaques Morelenbaum, basada en el poema La Sphere (La esfera), que "habla del viaje, de cómo relacionarte con el lugar al que perteneces".
Su música está cargada de influencias, desde Erik Satie o Claude Debussy a Astor Piazzolla pasando por Charly García o Serge Gainsbourg, el candombe o el hip hop, algo que él atribuye a que su vida "siempre estuvo marcada por el viaje" y, hoy día, pese a residir en Uruguay y ser padre de dos niños de 3 y 5 años, que suponen "un antes y un después", sigue "viajando mucho".
Se siente "más uruguayo que francés", sabe extraer "belleza de las cosas simples de la vida", le encanta el flamenco aunque se considera "ajeno" a sus códigos internos y es tan fanático del fútbol que, además de dedicar canciones a Zinedine Zidane o Enzo Francescoli, entre los vinilos que usa en sus conciertos hay algunos con retransmisiones de partidos.
Es Luciano Supervielle, un 'outsider' en la música uruguaya.
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