Gato
Gato mío,
que aquella noche fría y doblemente solitaria
te llamé a mi mano y subiste hasta el hombro
donde quedaste con tu sonido peculiar
de gato agradecido.
Eras pequeño,
negro como la soledad, la noche y el frío
con apenas par de meses de parido,
aventurero y solitario
y, sin embargo,
aún no conocías del odio de los hombres.
En casa un poco de leche, o lo que había,
te bastó para dormir hasta la aurora.
Así pasaron días, semanas, meses.
Crecías, pero no mucho.
Ni cola peluda ni facciones bellas.
Eras un gato más,
sencillamente
de pura sangre de gato callejero.
Comías como todos, cerrándome los ojos,
para no subordinar tu gato a mi persona.
Cómo te contentaba
andar entre mis piernas y lograr
que mi mano se posara en tu cabeza
y de ahí a la cola
que parabas para decir
(para hacerme entender)
que volviera a empezar.
Gato, Gato mío,
qué triste imaginarte objeto de salón,
admirando tu extraña posición al descansar.
Me contaban vecinos de otras calles
que en las noches de luna llena
te veían salir de aquella casa,
donde acaso una gata enamorada
te desvelaba después de los combates.
Después llegabas flaco, magullado, cansado,
con partes sin pelo y alguna oreja caída,
pero maullando feliz pidiendo
tu pescado o lo que hubiera,
Porque comías para vivir,
reponerte y seguir de correrías.
Y así pasaba el tiempo.
Muchas veces te perdías algunos días,
pero siempre volvías
para darte alguna hartada, bañarte a tu manera,
saludarme a mí, tu amigo,
descansar y continuar.
Y un día demoraste más que siempre.
Demasiado demoraste, y, sin embargo,
bajaste malherido por el techo.
Cojeabas y tosías.
La vida se te iba por quién sabe qué trastazo,
y nada se pudo hacer.
Los médicos de ustedes no entienden del cariño
y solo un suero, y gracias,
logró tu valentía.
Recuerdo, Gato mío,
que a solo unos minutos del último suspiro,
otro gato llegó olisqueándote la muerte,
y tu garra irredenta, moribunda y terrible,
levaste contra el otro para morir en guerra,
en paz con tu estatura de animal no vencido.
Gato, Gato mío,
¿en qué azotea mortal libraste tu último duelo?
Gato de fuego,
guarda mi más caro amor
en tu regazo de muerto.
(1978)
A la memoria de Gato
El cantautor chileno Nano Stern vuelve a Europa con Inventemos un país, una gira en la que presentará en el festival BarnaSants el disco grabado en homenaje a Víctor Jara y ofrecerá un repaso por las canciones más emblemáticas de su repertorio, junto a un homenaje a los grandes referentes de la canción popular chilena como Violeta Parra, Patricio Manns y el propio Jara.
La trigésima edición del festival BarnaSants se despide este fin de semana con tres conciertos de Nano Stern, Marta Gómez y Borja Penalba en Cotxeres de Sants, marcando además la última edición bajo la dirección de Pere Camps.
El nuevo disco de Las Migas, titulado Flamencas, representa una vuelta vibrante al flamenco más tradicional desde una perspectiva contemporánea, empoderada y femenina, con colaboraciones destacadas y una propuesta visual renovada.
El Ayuntamiento de la ciudad española de Valladolid ha reconocido la trayectoria de Joaquín Díaz en la investigación, preservación y difusión de la cultura tradicional, en un emotivo homenaje celebrado hoy en el Salón de Recepciones del Consistorio.
El reconocido cantautor argentino Abel Pintos presenta Gracias a la vida, un EP de versiones que dialogan con la memoria sentimental del continente. Con interpretaciones personales de obras icónicas, Abel Pintos revisita canciones que marcaron su historia musical y emocional.