La mano transparente
no habla a través del viento
ni de la lluvia tenue que acude silenciosa
cuando la necesito.
Habla a través de la sangre
que alimenta a la mano
de tacto transparente.
Llama a tu piel y a tu casa
para que tú le abras
cada poro y todas las ventanas.
Y para que entre lenta
la forma de abrazar
que más nos pertenece.
Es necesario entonces
hacerse vulnerables
y crecer en el sonido
que nos propone el centro
de un soplo de belleza.
Nada de lo que ahora sucede ha sucedido antes.
El barco que parte de esta playa de increíbles arenas
no es el mismo al llegar a su destino.
La soledad buscada en el otoño de aquel Madrid nublado.
La herida de un adiós, el roce de un encuentro.
La forma con que mueves al hablar tu pelo.
El vuelo de las aves. El latido
de dos cuerpos que se aman:
todo es nuevo y distinto.
Los círculos del tiempo están sólo en la mente
de los hombres cansados.
Los círculos de la piedra en el agua
no acaban en la orilla.
Tu cuerpo es el lugar del poema que escribo.
Tenerte enfrente es medir la eternidad
del agua que nunca se evapora y siempre
quita la sed y quiere
prestar sonido a las palabras
de los temblores instantáneos.
Así veo tu cuerpo:
lugar gozoso de donde brota
la luz que necesito
para escribir este poema.
Para que así me quieras
Beberé sorbo a sorbo la melancolía de las plazas
Y sentiré el rumor del vuelo de las aves
Y escucharé el sonido lejano de los astros
Para que así me quieras
Subiré a las terrazas que miran a las nubes
A espiar las pisadas de la noche abierta
Y el chocar de mariposas contra los cristales de la noche
Para que así me quieras
Cuando inclino la frente para besar tu boca
Y cerrar las heridas que el desamor desata.
Y extenderé las manos para captar los sueños
que esperan escondidos en la piel de las cosas,
y pintaré de color plateado las miradas mas tristes
para que así me quieras.
Y dejaré volar los dias descifrando el alivio
de mis dedos en la arena dibujando palomas,
Y podré al fin ser dueño de mi reino mínimo
para que así me quieras.
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