Parodias revolucionarias
(Anónimo)
déle temple a su guitarra
y responda, si es que puede,
mis canciones con ventaja.
Me parezco al trovador
Chichiltote de sabana,
porque nací retozando
en los campos de las guarias.
Yo mantengo el instrumento
con las cuerdas bien templadas,
y le puedo replicar
sus canciones con ventaja.
Soy el gallo cantador
que saluda la mañana,
con el clarín de su pico
y el aplauso de sus alas.
Guanacaste es la provincia
que parece una potranca,
con el hocico atarcado
sudando espuma salada.
La teta del Orosí
mana su leche volcánica,
por el Tempisque nutriendo
a mi potranca geográfica,
con pellejo de jaragua.
El Guanacaste ya se cansó
de los cantos sin sentido,
prefiere cantar el son
del rebelde campesino.
El Guanacaste ya se cansó
de los cantos sin sentido,
prefiere cantar el son
del rebelde campesino.
El agricultor no puede cantar,
porque un Gamonal
lo dejó sin solar,
la revolución lo viene a salvar
de la explotación del magnate feudal.
Los campesinos van a tumbar
a sus amos gamonales,
que no dejan prosperar
a las clases laborales.
El agricultor no puede cantar
porque la miseria lo tiene sin voz
la revolución lo viene a salvar
de la explotación patronal y feroz.
Venga ya, venga la revolución.
Tierra sí, muera el verdugo patrón.
No es cierto que el sabanero
lleve una existencia grata,
ni que el peón guanacasteco
cante desde la mañana.
Las niñas de sus pupilas
desayunan madrugadas
en los fangos del corral,
mientras ordeña las vacas.
Luego el calor se desloma,
sobre el arco de su espalda
y la fatiga le moja,
la ropa con que trabaja.
Los sábados mezcla penas con coyol
y se las traga con la sed
de ser feliz, un ratito en la parranda.
Gua, gua, guaria de color.
Gua, gua, guaria guapa flor.
Guaria guapa sin espinas
que desguapa sus corolas
en las trenzas campesinas
y en los moños de mi novia.
Gua, gua, gua,
Guanacaste tiene un sol
y solo el sol guanacasteco
se hace líquido en el hueco
que yo le abro a mi coyol.
Yo me chupo el sol de vino
con carrizo en mi coyol
y me bebo el sol de vino
con carrizo en mi coyol.
Gua, gua, gua,
guacalito de pinol
y no lo muevo con el dedo,
porque es grande y no le puedo
revolcar todo el atol.
Yo le zampo el molinillo,
bailador de guapinol
y le meto el molinillo,
bailador de guapinol.
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