Corazón en bancarrota
de tu cara entre mis piernas,
ni las cosas que me hiciste
con la boca, ni tus ojos
de muchacha de taberna
alivian el dolor de mi derrota.
Obedeciendo a tu destino
te fuiste a vivir con un idiota.
Y yo con resaca
y decúbito supino, desperté
con mi corazón en bancarrota.
Sé que volverás,
yo sé que volverás
pidiendo auxilio
pero no me encontrarás
porque estaré
ebrio de amnesia en el exilio.
Ni el recuerdo
de tus pechos al desnudo,
ni tus uñas arañándome
la espalda, ni el colchón
que nos vio, testigo mudo,
ni mi lengua, de excursión
bajo tu falda.
Harán que cambie tu destino,
que no duermas abrazada
a aquel idiota.
Mientras sueñas conmigo,
con tu amor más clandestino,
hoy dueño de este corazón
en bancarrota.
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