Volver en vino
vengo a tu viña, tierra querida.
Quiero morirme cantando
bajo tu parra madura
y que me entierren al alba
regao de vino mi tumba.
Quisiera dejar mis huesos
bajo cielo mendocino,
que mi sangre y mis cenizas
vuelvan camino del vino.
Qué triste ha de ser morir
y no volver nunca más,
pero es tan linda la vida,
pero es tan churo el camino,
que si me muero algún día
entiérrenme en Mendoza,
en San Juan, allá en la Rioja,
en Cafayate La Hermosa,
¡que en vino habré de volver!
Y cuando lloren las parras
para que rían los hombres,
habré de llenar las copas,
y habré de besar las bocas
de los viejos compañeros
o tal vez de la que quiero
y no me pudo querer...
y en una noche de farra
cuando lleven la guitarra
si ven al vino llorar
déjenlo llorar su pena
que una lágrima morena
¡como nunca he de cantar!
La vida es un vino amargo,
dulce jarra compartida:
que aquel que nada pa’dentro
se ahogan solito en vida.
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