Malo por naturaleza
Un asesino feroz y despiadado.
Con premeditación y por la espalda,
a sangre fría he muerto un escarabajo.
Y no me ha temblado
el pulso.
Aplastarlo
—cruje, cruje—
bajo mi pie
—cruje, cruje, cruje—
me hace sentir poderoso como un dios
dejando un rastro de huérfanos y viudas por todas partes.
Soy una mala bestia, un cabrón, un animal.
Un asesino serial y a la vez un virtuoso. Un artista.
Nunca me pillarán, no me tiene fichado la criminal.
No tengo antecedentes, ni móviles, ni motivos. No dejo pistas.
No he muerto el bicho por cuestiones de higiene,
ni porque me estremezca este ganado.
Lo hago por gusto, yo soy malo por naturaleza
y me gusta matar por matar
y que no lo sepa
nadie.
Sentir como cruje
—cruje, cruje—
provoca un bienestar
—cruje, cruje, cruje—,
una pasada, como después de fumar
un porro cargado de hachís afgano.
No lo conocía de nada. Era sólo un escarabajo
que no me había hecho ningún otro daño que un poco de asco.
Y a pesar de todo eso lo he dejado seco sin piedad.
No tengo remordimientos. He vivido un momento fantástico.
Nunca improviso, ¿cómo os lo diría?
Soy metódico, científico, cerebral,
elijo el momento de la escarabajicidio
al abrigo de la negra noche
cuando todo el mundo está en la cama
durmiendo.
El engolosino
—cruje, cruje—
con migas de pan
—cruje, cruje, cruje—
velo a oscuras fumando en el sofá
y prendo la luz cuando más confiado está.
Le corto el paso y le doy una patada
que lo deja aturdido, moviendo indefenso, boca arriba,
las patas hacia el cielo temblando a merced de mi
cuarenta y dos de pie. Soy o no soy un dios...? No mucho.
Cuando recupera el pulso la adrenalina
limpio con cuidado la escena del crimen
y vuelvo relajado a las rutinas
de buen padre y marido amoroso
donde escondo los peores
instintos.
Ya conocéis
—tú, tú... ah—
mi pecado, pero
—tú, tú, tú... ah—
no sabéis quién es el pecador.
tened cuidado, porque un servidor
le está cogiendo el gusto a hacer limpieza impunemente
y hoy un escarabajo, mañana... quién sabe mañana hacia donde lo lleva
el tortuoso camino de las pasiones al que es malo,
pero que muy malo, malo por naturaleza.
(2011)
La cantautora mexicana Natalia Lafourcade actuó en solitario ayer domingo en el Liceu de Barcelona en el marco del Suite Festival, en un concierto cargado de emoción radical, depuración estilística, mestizaje sonoro, dramaturgia íntima y canción de autor en estado puro. Sílvia Pérez Cruz fue su invitada en sensible abrazo musical.
La exposición Cómo diseñar una revolución: La vía chilena al diseño, que podrá verse en el Disseny Hub Barcelona del 2 de julio al 16 de noviembre de 2025, recupera a través de 250 piezas —incluyendo las portadas de discos de la Nueva Canción Chilena— el papel fundamental del diseño gráfico e industrial en el proyecto de transformación social impulsado por Salvador Allende.
Camila Guevara, joven artista cubana de 24 años nieta de Pablo Milanés y del Che Guevara, ha iniciado su carrera musical con el disco Dame flores, tras un año marcado por la pérdida de su madre, su abuelo y su padre, Camilo Guevara. A pesar del dolor, su voz y su música la han sostenido, componiendo desde emociones intensas y personales.
El periodista e investigador cubano Humberto Manduley presenta La memoria girando en la luz: Santiago Feliú en mis recuerdos, un libro que rescata la figura del trovador cubano desde la memoria personal, recorriendo su obra, sus influencias y su lugar en la canción de autor contemporánea.
El 22 de julio, más de una docena de artistas se reunirán en Barcelona para rendir tributo a Dioptria, la obra más emblemática de Pau Riba y una de las más referenciales para la Nova Canço. Con la implicación de sus hijos; De Mortimers, la banda que lo acompaño los últimos 20; y nombres como Maria del Mar Bonet, Roger Mas, Pascal Comelade, Oriol Tramvia o Rita Payés; el concierto se plantea como una celebración única de su legado.